22 de abril de 2008

Almelio Calderón

Ciudad de la Habana ,1966. Es autor de Las provincias del alma, Letras Cubanas,1991. Reside en Valencia ,España.







ORILLAS



Los suicidios no llegan tampoco llega el

amor

los amigos viven poderosamente entre los

dioses

se entregan a todos los anillos

como se entrega Heráclito a la duda.

Siento sus nostalgias como siento la

vehemencia

de la mirada del tigre de Blake

cada uno es una pequeña troya

se rebelan contra los muros contra los

fuegos.

La existencia termina desangrándose en las

puntas de los dedos.

Los dioses tiemblan le brotan escamas.

Sólo yo puedo sostener este cielo con mi

mano.









LAS MUTACIONES





Como dios de címbalo es el alma.

Como árbol que nos da un fruto es el alma.



La quietud se lanza contra el ojo.

Haz del ojo el límite de las alas.

Haz de las alas un cielo donde comience

la solemnidad de un niño.



El destino que se deslice entre las líneas

de las manos.

Sólo quedará una inocencia entre tantos

gladiadores.

Ileana Álvarez González




Ciego de Ávila, Cuba, 1967. Poeta, ensayista y editora. Miembro de la UNEAC. Graduada de Filología en la Universidad Central de Las Villas, 1989. Master en Cultura Latinoamericana. Miembro de la UNEAC.Libros Publicados: El agua tampoco resiste los grilletes (Poesía. Ed. Fidelia, 1990), Libro de lo inasible (Poesía. Ed. Capiro, 1996, Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara), Oscura cicatriz (Poesía. Ed. Ácana, 1999/Ed. Ávila, 2002, Premio Emilio Ballagas), El protoidioma en el horizonte nos existe (Poesía. Frente de Afirmación Hispanista, México, 2000), Los ojos de Dios me están soñando (Poesía. Ed. Letras Cubanas, Colección Pinos Nuevos, 2001), Desprendimientos del alba (Poesía. Ediciones Ávila, 2001, Premio Raúl Doblado), Inscripciones sobre un viejo tapete deshilado (Poesía. Ed. Vigía, 2001, Premio América Bobia), Dulce María Loynaz: La agonía de un mito (Ensayo. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello, 2001, Premio de Ensayo Juan Marinello), Los inciertos umbrales (Poesía. Ed. Sed de Belleza, 2004, Premio Sed de Belleza), Consagración de las trampas (Poesía. Ed. Ávila, 2004, Premio Eliseo Diego). Publicó en el 2007, por Ediciones Unión, su antología personal Trazado con cenizas. Ha sido incluida en varias antologías en Cuba y en el extranjero. Realizó la antología de poesía femenina Cuarto creciente (Ed. Ávila, 2007).







signos




a martha núñez, más allá de todo abismo.





cada noche se torna un aguzado hierro en mi garganta,
la densidad de la sombras se adueña de mi voz,
del cuerpo abierto como una res, olvidado
sobre la mordacidad de la provincia.

por los entresijos de mi aliento
he tratado de urdir todos los peligros, sus paisajes.
no logro esbozar el que me define.
frente al tedio apisono mis carnes gota a gota,
las moldeo, las arrojo al fuego,
y yo con ellas me arrojo bien serena,
como una vasija acariciada por dios.
es inútil tanto desvarío:
los tábanos reaparecen,
se quiebra la tierra del espíritu
en el polvo huérfano de la costumbre.

lo imposible,
el desierto que abre en la blancura
un horizonte donde el agua es mentira,
la vacuidad y la extrañeza de las imágenes
que me poseen como a una puta de campo extraviada
en la gran ciudad, sollozando bajo la apatía de los rascacielos...
ellos y también la transparencia del estanque
donde se hacina el sosiego de los astros,
su opresión en el amanecer,
perfilan mis contornos, los hieren,
trazan con frenesí las arrugas,
los signos que me ocultan ante el otro...
y tanto fervor también es inútil.

¿el acto inútil me define?

no puedo decir esto es la felicidad. soy feliz mientras miro cómo el arrebol del atardecer penetra en mis ojos y me acerca una ciudad distinta, menos irreal que esta que me anega, de la que siempre estoy huyendo como un ratón gris; tórrida sombra bajo su aburrimiento. yo sé que la felicidad existe y no es con exactitud una pistola caliente. he visto la felicidad como una muñeca rusa, con olor a madera recién curada; una matrioska inmensa donde cabemos cálidamente todos, unos dentro de otros. sé que existe la felicidad. me basta aquella noche en que sentí en los huesos trastocarse los límites y estallar en cristales hambrientos. acaricié su desamparo y ella puso su saliva en mi dolor y el dolor desapareció, y yo le di un corazón que me sobraba y lo puse allí donde a ella le faltaba uno. la felicidad que estaba triste se rió y me besó mi sexo tenazmente húmedo, femenino. pero las chispas de luz sobre mi piel duraron una noche, apenas una brizna que se espesa cuando necesitamos aclarar las sensaciones y encontrar la raíz que nos eleve.
pero ya lo dije antes, yo no sé escribir la noche, no podría jamás iluminarla. ni siquiera podría alumbrar el silencio a oscuras que yace aquí en las palabras carcomidas por tanto crepúsculo, y tanto ratón inmensa, tontamente gris y pertinaz que se atraganta con la palabra precisa y rebota siempre hasta mis manos con el eco chupado entre los dientes.


me aburro,
los aburro, diciéndome, diciéndoles
que siempre estoy al borde de todo abismo,
que siempre estoy de nuevo retornando
a una imagen ya vivida.
yo escribiendo las mismas palabras
en un tren de madrid, que pronto estallará.
abro la boca para que las gotas de horror
no caigan sobre el piso metálico, ajeno,
forzando las conchas de las sílabas
que se atropellan como carbones ardientes
al fondo del abismo que solo nombro,
que no me atrevo a franquear.

nadie me oirá.
nadie se aburre tanto.
nadie ahuyentará mi miedo.
solo me queda el impulso.
al borde el salto permanece, incólume.
y la pregunta que me domina,
que también me endroga, permanece.
y yo varada sin atreverme jamás a conocer
qué nutre su densidad,
¿permanezco?

14 de abril de 2008

René Char











Poeta francés (1907-1988). Comprometido con la dignidad humana y la libertad, el mundo poético de Char es una epifanía lírica del mundo natural, la tierra, los árboles, el agua y los animales, de la vitalidad existente entre la creación y la muerte. Su estilo, de rica imaginería, busca sin embargo la concisión. Alecciona de forma moralista sobre los objetivos más trascendentales del ser humano.






MARTA



Marta de quien estas viejas paredes no pueden apoderarse,
fuente donde se refleja mi monarquía solitaria, cómo podría
olvidarte nunca si no tengo necesidad de recordarte: eres el
presente que se acumula. Nos uniremos sin tener que abor_
darnos, que prevernos, igual que dos adormideras forman
en el amor una anémona gigante.
No entraré en tu corazón para limitar su memoria. No
retendré tu boca para impedirle entreabrirse al azul del aire
y la sed de partir. Quiero ser para ti la libertad y el viento de
la vida que atraviesa el umbral de siempre antes de que la
noche se vuelva inencontrable.

7 de abril de 2008

Friedrich Hölderlin












1770-1843. Fue un poeta lírico alemán. Su poesía acoge la tradición clásica y la funde con el nuevo romanticismo.







A LAS PARCAS



Un verano y un otoño más os pido, Poderosas,
para que pueda madurar mi canto,
y así, saciado con tan dulce juego,
mi corazón se llegue hasta morir.

El alma que aquí abajo fue frustrada
no hallará reposo, ni en el Orco,
pero si logro plasmar lo más querido
y sacro ante todo, la poesía,

entonces sonreiré satisfecho a las feroces
sombras, aunque debiera dejar
en el umbral mi voz. Un solo día
habré vivido como los dioses. Y eso basta.






...




EL JOVEN A SUS JUICIOSOS CONSEJEROS




¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Que domine
este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema? ¿Que cante
mi canto del cisne al borde del sepulcro
donde os complacéis en encerrarnos vivos?
¡Perdonadme!, mas no obstante el poderoso impulso que lo arrastra
el oleaje surgente de la vida
hierve impaciente en su angosto lecho
hasta el día en que descansar en su mar natal.

La viña desdeña los frescos valles,
los afortunados jardines de la Hesperia
sólo dan frutos de oro bajo el ardor del relámpago
que penetra como flecha el corazón de la tierra.
¿Por qué moderar el fuego de mi alma
que se abrasa bajo el yugo de esta edad de bronce?
¿Por qué, débiles corazones, querer sacarme
mi elemento de fuego, a mí que sólo puedo vivir en el combate?

La vida no está dedicada a la muerte,
ni al letargo el dios que nos inflama.
El sublime genio que nos llega del Éter
no nació para el yugo.
Baja hacia nosotros, se sumerge, se baña
en el torrente del siglo; y dichosa, la náyade
arrastra por un momento al nadador,
que muy pronto se sumerge, su cabeza ceñida de luces.

¡Renunciad al placer de rebajar lo grande!
¡No habléis de vuestra felicidad!
¡No plantéis el cedro en vuestros potes de arcilla!
¡No toméis al Espíritu por vuestro siervo!
¡No intentéis detener los corceles del sol
y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
¡Y a mí, no me aconsejéis que me someta,
no pretendáis que sirva a los esclavos!

Y si no podéis soportar la hermosura,
hacedle una guerra abierta, eficaz.
Antaño se clavaba en la cruz al inspirado,
hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.
¡Cuántos habéis logrado someter
al imperio de la necesidad! ¡Cuántas veces
retuvisteis al arriesgado juerguista en la playa
cuando iba a embarcarse lleno de esperanza
para las iluminadas orillas del Oriente!

Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
Mi siglo es para mí un azote.
Yo aspiro a los campos verdes de la vida
y al cielo del entusiasmo.
Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos,
celebrad la labor del hombre, e insultadme.
Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere,
la bella, la vida Naturaleza.

4 de abril de 2008

Rafael Álvarez R.














La Habana, 1980. Se licenció en Letras. Ejerce la crítica literaria y de ballet,también la traducción. Fue premiado con el Ateneo de Teoría y Crítica Literaria en los géneros reseña (2005) y artículo (2006). Actualmente es editor en Ediciones Boloña.






HAIKUS




Un tocororo.
En su retina, atroz
el infinito.





Ciega la luz a
manatíes en cría.
Es el verano.





Un pantano.
Otro pantano.
¡La ciénaga!





Sobre la charca,
acatarra´o el guije
cuece el mejunje.





Valle Viñales.
Fugitivos mogotes:
epifanía.





Charco que pisa
la gente, calmas la sed
de los perros.





Tú al límite,
sobreviviendo a todo(s),
faro del Morro.

Heinrich Böll













21 de diciembre de 1917-16 de julio de 1985. Escritor alemán, figura emblemática de la literatura alemana de posguerra. Escritor ágil y de estilo fino, fue crítico con la xenofobia y el extremismo de derecha. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1972.








La amada no enumerada
[Cuento]







Ellos han remendado mis piernas y me han dado un puesto, donde puedo estar sentado: cuento las gentes que pasan por el nuevo puente. Les da gusto atestiguar con número su habilidad, se embriagan con esa nada sin sentido de un par de cifras, y todo el día, todo el día, marcha mi boca muda como la maquinaria de un reloj, amontonando cifras sobre cifras, para regalarles por la noche el triunfo de un número. Sus rostros resplandecen cuando les comunico el resultado de mi turno de trabajo; cuanto más alto es el número, tanto más resplandecen sus rostros y tienen motivo para acostarse satisfechos en la cama, pues muchos miles pasan diariamente por su nuevo puente... Pero sus estadísticas no está bien. Me da mucha pena, pero no están bien. Soy un hombre en quien no se puede confiar, aunque entiendo que despierto la impresión de lealtad.
En secreto me produce alegría quitarles uno de vez en cuando, y luego también, cuando siento compasión, regalarles un par de más. Su felicidad está en mi mano. Cuando estoy furioso, cuando no tengo nada que fumar, indico solamente el término medio, algunas veces por debajo del término medio, y cuando mi corazón late, cuando estoy contento, dejo que mi generosidad fluya en un número de cinco cifras. ¡Son tan felices! Me arrancan en cada ocasión el resultado de mi mano y sus ojos se iluminan y me dan palmaditas en el hombro. ¡No sospechan nada! Y luego empiezan a multiplicar, dividir, porcentualizar, yo no sé qué. Calculan cuántos pasarán hoy cada minuto por el puente y cuántos pasarán en diez años por el puente. Aman el segundo futuro; el segundo futuro es su especialidad y, sin embargo, me da mucha pena, todo eso no concuerda...

Cuando mi pequeña amada pasa por el puente -y pasa dos veces por día- mi corazón simplemente se detiene. El incansable latir de mi corazón sencillamente se detiene, hasta que ella dobla hacia la avenida y desaparece. Y todos los que pasan en ese tiempo, los silencio. Esos dos minutos me pertenecen a mí, a mí solo, y no dejo que me los quiten. Y aun cuando ella al atardecer regresa de su nevería -yo he sabido entretanto que trabaja en una nevería- cuando pasa por el otro lado de la acera frente a mi boca muda, que tiene que contar, contar, mi corazón se detiene de nuevo y comienzo de nuevo a contar, cuando ya no se la ve a ella. Y todos los que tienen la suerte de desfilar en esos minutos ante mis ojos ciegos, no entran en la eternidad de las estadísticas: hombres de sombra, mujeres de sombra, seres de la nada, que no marcharán con los demás en el segundo futuro de la estadística...

Está claro que la amo. Pero ella no sabe nada de esto y no quiero tampoco que lo sepa. No debe sospechar, de qué modo tan increíble ella anula todos los cálculos, y ella debe ser inocente y no sospechar nada y con sus largos cabellos castaños y sus tiernos pies marchar a su nevería, y ha de recibir muchas propinas. La amo. Está clarísimo que la amo.

Recientemente me han supervisado. El camarada, que está sentado al otro lado y tiene que contar los autos, me advirtió ya muy pronto y yo hice maldito el caso. He contado como un loco; un cuentakilómetros no puede contar mejor. El superestadístico en persona se colocó allá enfrente, al otro lado, y ha comparado después el resultado de una hora con el resultado de mi hora. Yo sólo tenía uno menos que él. Mi pequeña amada había pasado y jamás en la vida hubiera hecho yo transportar a esa hermosa criatura al segundo futuro; esa mi pequeña amada no debe ser multiplicada y dividida y ser transformada en una nada porcentual. Mi corazón sangraba de tenerla que contar, sin poderla seguir mirando, y al amigo de allá, el que tiene que contar los autos, le estoy muy agradecido.

El superestadístico me ha dado palmaditas en el hombro y ha dicho que soy bueno, confiable y fiel. "Errar uno en una hora", ha dicho "no es mucho. Sin embargo, tenemos en cuenta un cierto desgaste porcentual. Solicitaré que sea usted trasladado a contar carros de caballos".

Carros de caballos es naturalmente una suerte.

Carros de caballos es una alegría como nunca antes.

Carros de caballos hay todo lo más veinticinco por día, y hacer que cada media hora caiga el siguiente número en el cerebro, ¡es una alegría! Carros de caballos sería magnífico. Entre cuatro y ocho no puede pasar ningún carro de caballos por el puente, y podría ir a pasear o apresurarme a la nevería, podría mirarla largamente o podría quizás llevarla un rato hacia casa, a mi pequeña amada no numerada...

María do Cebreiro













La obra poética de María do Cebreiro (1976) está conformada por: O estadio do espello (Ed. Xerais, 1998); (nós, as inadaptadas) (accésit del premio Esquío en su XXI edición); Non queres que o poema te coñeza (II premio Caixanova de poesía, 2003; PEN Club de Galicia, 2004); O barrio das chinesas (Ed. O Correo Galego, 2005); Os hemisferios (Ed. Galaxia, 2006). Es una de las voces más solventes de la joven poesía gallega.


traducción y nota introductoria de: Rafael Álvarez R.





De: O barrio das chinesas, 2005.




"El banquete"



El congreso fundacional fue celebrado,
supimos mucho después,
para poderle ver las piernas a la semiótica,
donde la semiótica no era, ya lo creo,
una rama del pensamiento,
sino una mujer
que tenía las piernas largas,
hermosísimas ("ven, mi cierva").
Y los semióticos, ellos,
nunca habían visto tal cosa
(ya no: "le temps s´en va",
sobre todo para ellas,
que nunca envejecieron
tan lentamente como en los poemas).

En el quinto verso dije, traduciendo,
que el pensamiento tenía ramas
y en cierto sentido me retracto.
No vaya a ser que alguien
lea y piense en el natural hermoso
o componga un poema virgiliano.

Las piernas de la Kristeva,
por debajo de la mesa, en abierta confluencia
con el encaje del mantel
eran el único objeto del congreso.
La semiótica se ocupa,
entre otras muchas cosas,
de la relación de los signos con sus usuarios.

1 de abril de 2008

John Berryman







Poeta estadounidense (1914-1972). Consiguió el reconocimiento de la crítica con Homenaje a la señora Bradstreet (1956), una novela cuya estructura estaba basada en una serie de conversaciones con el fantasma de Anne Bradstreet, la primera poetisa de los Estados Unidos, cuando todavía eran una colonia británica. Recibió el Premio Pulitzer de Poesía por 77 canciones del sueño (1964). Escribió, asimismo, relatos cortos muy interesantes, en los que ponía en práctica su concepción de la literatura como un medio capaz de transformar las experiencias o sentimientos del lector en " ... algo coherente, viable, inteligible". Su último libro de poemas, Engaños (1972), y su novela Recuperación (1973), se publicaron inmediatamente después de su suicidio.







Dream Song 310



Su talento se ha malogrado. Ya no puede escribir.
Que guarde silencio entonces, hasta que las cosas cambien.
Tenemos la garantía de Goethe
para estar ociosos cuando ningún argumento se presenta por sí mismo,
o ninguno que pueda ser manejado adecuadamente.
Por eso recurro a su altísima palabra.
Aunque odie su raza, salvo a Hölderlin
& Kleist, a quienes él estrechó en el corazón de Henry:
un suicida & un loco,
enseñándoles a ellos lecciones que hasta ahora no era para nadie.
El lenguaje mejor trabajado por un extranjero,
Kafka, viejo camarada.
Henry, monstruosa alimaña, deponiéndose a sí mismo
ante la maquinaria de la colonia penal
sin lamentarlo en absoluto.
Y es que él fue la suma del dolor, tragándose su propio vómito,
decepcionando a la gente, defraudándolos a todos
en los bosques del alma.

Ezra Pound














Hailey, Idaho, Estados Unidos, 30 de octubre de 1885 – Venecia, Italia, 1 de noviembre de 1972.Poeta, ensayista, músico y crítico estadounidense perteneciente a la Lost Generation —«generación perdida»— que predicó fogosamente el rescate de la poesía antigua para ponerla al servicio de una concepción moderna, conceptual y al mismo tiempo fragmentaria.




Una Muchacha



El árbol ingresó en mis manos

La savia ascendió por mis brazos

El árbol creció en mi pecho –

Hacia

Las ramas que brotaban de mí como brazos.



Árbol, vos sos

Planta*, vos sos

Sos las violetas con el viento encima

Una niña – tan grande – vos sos



Y todo esto es una estupidez para el mundo.









El desván



Ven, apiadémonos de los que tienen más fortuna que nosotros.
Ven, amiga, y recuerda
que los ricos tienen mayordomos en vez de amigos,
y nosotros tenemos amigos en vez de mayordomos.
Ven, apiadémonos de los casados y de los solteros.

La aurora entra con sus pies diminutos
como una dorada Pavlova,
y yo estoy cerca de mi deseo.
Nada hay en la vida que sea mejor
que esta hora de limpia frescura,
la hora de despertarnos juntos.

Livio Conesa
















(Ver entradas anteriores)









también yo he puesto mariposas
en un invierno ruso
y sobre el mismo invierno mi nombre
esperando primaveras

haciendo el sexo desdentado
por un grano que supura
¿seremos libres o mártires?

cuando te angustie (ser)
de ser feliz e infeliz
ser feliz e infeliz será un bálsamo (ser)
un diamante en el desierto
y pobre del que busca un oasis



...





por no ser humilde
yo te escogí a ti morir
y me van a otear el sable

me veo
te veo haciendo señales de humo
en los cúmulos (nimbo)
¿puede haber voces sin Dios?
Shakespeare
perpetua es la tragedia del barro
(lámpara) llorar tiene
un par de tetas y un clítoris

Li Po















Conocido como el poeta inmortal, se encuentra entre los más respetados poetas de la historia de la literatura china. Se dice que murió ahogado en el río Yangzi, habiendo caído de su bote al intentar abrazar el reflejo de la luna, estando bajo los efectos del alcohol.







Acerca de Tu Fu






Encontré a Tu Fu en la cima de una montaña

en agosto, cuando el sol estaba caliente.
Bajo la sombra de su gran sombrero de paja

su cara estaba triste
en los años que permanecimos separados

creció su cansancio y palidez.

Pobre y viejo Tu Fu – pensé entonces -

debe estar agonizando por la poesía otra vez.











Bebiendo Con Alguien En la Montaña




Como nosotros dos beberemos

juntos, con las flores de la montaña

floreciendo detrás, bajaremos

una copa después de otra

hasta antes de que yo esté borracho y dormido

¡Ocurrido esto podrás irte!

Si mañana sentís que podés hacerlo

traé tu laúd con vos.

Jack Kerouac











Lowell, Massachusetts 12 de marzo de 1922 - St. Petersburg, Florida 21 de octubre de 1969. Novelista y poeta estadounidense. Integrante, junto a Allen Ginsberg, Neal Cassady y William S. Burroughs, de la Generación Beat .







Un día estarás tumbado...


1


Un día estarás tumbado
allí en un delicioso trance
y de pronto una caliente
brocha enjabonada te será
aplicada en la cara
—lo tomarás a mal
—un día el
empleado de la funeraria te afeitará


2


Dulce amor monstruañoso
De los mimos de mamá
¡Eh!
Llama Dios a la Madre
Para detener esta lucha



3


Yo eso repetí & agoté
el metro & perdí 2 centavos
Yo que fui multado
Para ser gallardo
Y refinado
¡Ay!

Yo que fui
¡Aúúúú!
El búho
En la ventana



4



Vieja cagada de perro navajo, tú
tus bienes son los mejores
bienes que he visto nunca ¿por qué
parece loco tu perro
cuando ladra?

¡Eh, sabueso!
no te comas crudo ese conejo muerto
delante de mis narices
—caliéntalo un poco










A Allen Ginsberg



Mójame los labios con whisky
Fred y abre las puertas
para bromear-mientras
las mujeres esperaban
y Bert Lahr esperaba
tocando lo que le apetecía
como Duke Ellington

solía sentarse con la mirada fija en Seymour
y me empujaba a bailar
con la música por su
grave estallido
elevada estabilidad
hombros,
tetas,
¿y qué cómo quién?











Blues



Y se sienta tétrico
en un cofre marrón
Ante los pálidos sacerdotes

Y señala delicadamente
al cielo
Con palma y dedo índice

Y tiene un halo
de puerta negra

Y tiene una nariz aguileña
vigilante que ama odiar

Pero ha aprendido a meditar
Y no es bueno odiando

Por eso observa, rosado laurel
en la cabeza
A espaldas del príncipe Avalokitesvara
que acaricia con mano de nieve
Y ensarta de perlas
la majestad del mar




...




Cómo meditar




—luces fuera—
caída, manos unidas, en instantáneo
éxtasis como un chute de heroína o morfina,
la glándula interior de mi cerebro descargando
el perfecto fluido alegre (Santo Fluido) cuando
me desnudo y fijo todas las partes del cuerpo
a un trance de inactividad —Curando
todas mis enfermedades —borrándolo todo —ni
siquiera un fragmento de un "Espero que tú" o un
lunático bocadillo de tebeo queda, sólo la mente
en blanco, serena, sin pensamientos. Cuando un pensamiento
brote llegando de lejos con su manifiesta
presencia de imagen, debes engañarlo y fuera con él,
quítatelo de delante, dríbalo, y
se desvanece, y el pensamiento nunca vuelve —y
con alegría comprendes por primera vez
"Pensar es justo lo mismo que no pensar—
Así que no tengo que pensar
nada
más"