25 de enero de 2008

Denise Levertov


Poeta y escritora estadounidense de origen británico (1923-1997). Se formó en su propio hogar. Su madre leía para toda la familia obras de Joseph Conrad, Charles Dickens, y Leo Tólstoi. Su padre, un judío ruso convertido en sacerdote anglicano, fomentó su interés por el misticismo de los hasidim. Cuando contaba 12 años remitió algunos de sus poemas a T. S. Eliot y este le repondió ofreciéndole su consejo. Su primer libro de poemas, La imagen doble se editó en 1946. Se casó con el también escritor estadounidense Mitchell Goodman en el año 1947, viajaron a Estados Unidos en 1948 y adoptó la nacionalidad estadounidense en 1956. Su segundo libro de poemas fue, Aquí y ahora (1957), al que siguieron, A las islas por tierra (1958), Con ojos en la nuca (1959), La escalera de Jacob (1961) y Gustar y ver (1964). La guerra de Vietnam hizo que se apoyara la causa pacifista, como conferenciante y escritora. Por entonces escribió su principal libro de poesía, La danza de la tristeza (1967), donde expone sus sentimientos de dolor ante la guerra, y también ante la muerte de su hermana mayor. Publicó La respiración del agua (1987), Una puerta en la colmena (1989), Tren de la tarde (1992) y Ensayos nuevos y escogidos (1992).







Hablando al dolor



Ah dolor, no debo tratarte
como a un perro sin hogar
que llega a la puerta de atrás
por un hueso pelado, una costra de pan.
Debo confiar en ti

Debo llevarte con paciencia
hasta la casa y darte
tu propio rincón,
un felpudo gastado para que te acuestes,
tu propio plato de agua.
Piensas que te ignoro
viviendo en mi portal.
Anhelas un lugar verdadero dispuesto
antes del invierno. Necesitas
tu nombre,
tu collar y tu medalla. Necesitas
el derecho de alejar a los intrusos,
de hacer
de mi casa la tuya
y tuya mi persona
y a ti mismo
mi propio perro.


21 de enero de 2008

Gertrude Stein


Gertrude stein Pensilvania; 3 de febrero de 1874 - París; 27 de julio de 1946. Escritora y poetisa Estadounidense.Residente en Francia desde 1903, su casa se convirtió en centro de reunión de los movimientos de vanguardia con mayor influencia en las artes y las letras del siglo XX. En 1925 obtuvo notoriedad con Ser norteamericanos. Su obra, que abarca el ensayo, la autobiografía, la poesía y el teatro, se caracteriza por un alto nivel experimental y se la considera una renovadora del género memorialístico por textos como la Autobiografía de Alice B. Toklass (1933), y la Autobiografía de todo el mundo (1937). Fue una mujer de fuerte personalidad, feminista y lesbiana, que convivió más 25 años junto a su mujer Alice B. Toklas






Stanza XXXVIII


Lo cual quiero decir es esto
No hay principio de un fin
Pero hay un principio y un fin
De principio.
Pues sí por supuesto.
Cualquiera puede advertir que norte por supuesto
Es no sólo norte pero norte como norte
Por qué se preocupaban.
Lo que quiero decir es esto.
Sí por supuesto.





...




Si le dijera: un retrato terminado de Picasso



Si le dijera le gustaría. Le gustaría si le dijera.
Le gustaría a Napoleón a Napoleón le le gustaría.
Si Napoleón si le dijera si le dijera si Napoleón. Le gustaría si le dijera si le dijera si Napoleón. Le gustaría si Napoleón si Napoleón si le dijera. Si le dijera si Napoleón si Napoleón si le dijera. Si le dijera le gustaría le gustaría si le dijera.
Ahora.
No ahora.
Y ahora.
Ahora.
Exactamente como como reyes.
Sintiéndose a pleno para eso.
Exactitud como reyes.
Para implorarte tan a pleno como para eso.
Exactamente o como reyes.
Los cierres cierran y abren también las reinas. Los cierres cierran y cierres y así
los cierres cierran y cierres y así y así los cierres y así los cierres cierran y
así los cierres cierran y cierres y así y así cierres y así los cierres cierran y
así los cierres cierran y los cierres y así. Y así los cierres cierran y así y también.
Y también y así y así y también.
Semejanza exacta. Exigir semejanza, la semejanza exacta tan exacta cono una semejanza, exactamente tan semejante, exactamente semejante, exactamente en semejanza exactamente una semejanza, exactamente y semejanza. Ya que esto es así.
Porque.
Ahora activamente repetir en absoluto, ahora activamente repetir en absoluto, ahora
activamente repetir en absoluto.
Tener sostener y oír, activamente repetir en absoluto.
Yo juzgo juzgo.
Como una semejanza con él.
Quién viene primero. Napoleón primero.
Quién viene también viniendo viniendo también, quién va ahí, mientras van comparten, quién comparte todo, todo es como todo como como pero o como pero.
Ahora fechar ahora fechar. Ahora y ahora y fecha y la fecha.
Quién vino primero. Napoleón al principio. Quién vino primero Napoleón primero.
Quién vino primero, Napoleón primero.
Al presente.
Exactamente hacen.
Primero exactamente.
Exactamente hacen también.
Primero exactamente.
Y primero exactamente.
Exactamente hacen.
Y primero exactamente y exactamente.
Y hacen.
Al principio exactamente y primero exactamente y hacen.
El primero exactamente.
Y hacen.
El primero exactamente.
Al principio exactamente.
Primero como exactamente.
Tan primero como exactamente.
Al presente.
Como al presente.
Como como al presente.
El él él él y él y él y y él y él y él y y como y como él y como él y él. El es y mientras es, y mientras es y él es, él es y mientras él y él y mientras él es y él y él y y él y él.
Pueden los rulos robar pueden los rulos citar, citable.
Como al presente.
Como exactitud.
Como trenes.
Tiene trenes.
Tiene trenes.
Como trenes.
Como trenes.
Al presente.
Proporciones.
Al presente.
Tan proporciones como al presente.
Padre y más lejos.
Era el rey o sala.
Más lejos y si.
Había había había qué había había qué había había había ahí.
Si y ahí adentro.
Como hasta decirlo.
Uno.
Aterrizo.
Dos.
Aterrizo.
Tres.
La tierra.
Tres.
La tierra.
Tres.
La tierra.
Dos.
Aterrizo.
Dos.
Aterrizo.
Uno.
Aterrizo.
Dos.
Aterrizo.
Como un así.
Ellos no pueden.
Una nota.
Ellos no pueden.
A-flote.
Ellos no pueden.
Chochean.
Ellos no pueden.
Ellos como denotar.
Los milagros juegan.
Juegan bastante.
Juegan bastante bien.
Un bien.
También.
Como o como al presente.
Permítanme contar qué enseña la historia. La historia enseña.

20 de enero de 2008

Marina Tsvietáieva














Moscú, 1894-Yelábuga, cerca de Kazán, 1941. Poeta rusa. Su obra es, junto con la de Anna Ajmátova, Ossip Mandelstam y Boris Pasternak, una de las más notables de la moderna poesía rusa. Se exilió en 1922 para seguir a su esposo, que se opuso a la Revolución. De su obra poética sobresalen los títulos Álbum vespertino (1910), Viorsti (1922), El poema de la montaña (1924-1925), Poema del fin (1925), Carta de año nuevo (1926-1927). Escribió también las dos primeras partes de una trilogía dramática consagrada a la figura de Teseo: Ariadna (1923) y Fedra (1924). Destacan igualmente sus ensayos: El poeta y la crítica y El poeta y el tiempo. Regresó a su país en 1939, y poco después se suicidó.







No pienso, no me quejo, no discuto, no me expongo ni al sol ni a la luna, ni al mar. No siento como sienten estas paredes el calor, el verde del jardín. No espero, no me alegra la mañana. Vivo sin ver los días, olvidando fecha y siglo, soy la sombra de la sombra de alguien. Creo en el apretón de manos sin manos, en el beso sin labios, creo en mundo donde los ríos van a contracorriente.



***



El demonio se ha apoderado de una persona. ¿Juzgar al demonio?, ¿juzgar al fuego que quema la casa?, ¿juzgarme a mí? ¿Por qué, entre toda la gente que camina por las calles de Moscú, me posee de manera tal que vista desde fuera no tengo espuma en la boca, ni me caigo en redondo, y no me llevan ni al hospital ni a la comisaría? ¿Por qué ?si estoy poseída? esta inocencia exterior de mi posesión, y si soy criminal, esta decencia de mi delito? ¿Por qué no tengo una marca en la piel? ¿Por qué debo ser mi propio médico, mi domador y mi guardián?
Soy a priori culpable, me juzgan porque me dedico a la poesía, que es lo único que tiene el poeta…




***



Enriqueciste mi infancia con todo el secreto, con todo ese mundo que sin ti no hubiera yo sabido que existe. A ti debo la conciencia de pertenecer a los elegidos, tú me hiciste poeta y no mujer amada, eras tú quien me protegía de toda participación de la comunidad, me inculcaste el amor por todos los vencidos, por todas las causas perdidas. A ti debo el círculo encantado de mi soledad que todo lo incluye y a todos los excluye. A ti no te besan sobre la cruz del juramento forzado y el falso testimonio. No estás ni en las iglesias ni en los juzgados, ni en las escuelas ni en los cuarteles ni en las prisiones ?allí, donde está el derecho?, tú no estás donde hay multitud. Si se trata de buscarte hay que hacerlo en las celdas incomunicadas de la Rebelión y en las buhardillas de la Poesía Lírica.



...





PASAR A HURTADILLAS



Y, quizás, la mejor victoria
sobre el tiempo y la gravitación...
es pasar sin dejar huella,
pasar sin dejar sombra
sobre los muros...
Quizás... ¿renunciando
vencer? ¿Dejar de reflejarse en los espejos?
Así: como Lermontov por el Cáucaso
pasar a hurtadillas sin asustar a las rocas.
Quizás... ¿sería mejor diversión
con el dedo de Sebastián Bach
no tocar el eco del órgano?
Desintegrarse, sin dejar cenizas
para una urna...
Quizás... ¿con engaño
vencer? ¿Escapar de las latitudes?
Así: por el tiempo como un océano
pasar a hurtadillas sin asustar a las aguas...

17 de enero de 2008

Rito Ramón Aroche











Ciudad de la Habana 1961.Poeta y ensayista. Ha publicado Material entrañable (1994), Puerta Siguiente (1996),Cuasi II (1998), Cuasi I (2002), El libro de los colegios reales, Del río que durando se destruye, y Andamios (2005). Ha sido antologado en publicaciones nacionales y extranjeras.








Del libro inédito Una vida Magenta







Mirar si entro a la pared de fondo: una vez cada quince

días — al menos. En Los Umbrales.

Barría en la mañana el patio muy terroso.

«Tus libros encuentro siempre en librerías húmedas»

En días tales— nunca miro a sus ojos: directamente a los

ojos ni a sus labios.


Veo inclinarse al almácigo (¿otro?) en Los Umbrales.


«Aquí debajo [señala] siento un escozor espléndido y profano»«Un escozor espléndido» me dice. Extrañamente señala.

16 de enero de 2008

Kurt Vonnegut







Indianápolis, 11 de noviembre de 1922 - Nueva York, 11 de abril de 2007. Fue un escritor estadounidense, cuyas obras, generalmente adscritas al género de la ciencia ficción, participan también de la sátira y la comedia negra. Es autor de catorce novelas, entre las que destacan Las sirenas de Titán (1959), Matadero cinco (1969) y El desayuno de los campeones (1973).







Cuna de Gato

(Fragmento)





Cuando era más joven, hace dos esposas, hace doscientos cincuenta mil cigarrillos y más de tres mil litros de alcohol...Cuando era mucho más joven aún, empecé a reunir material para un libro que iba a llamarse El día del fin del mundo. El libro iba a basarse en hechos reales. El libro iba a ser un informe acerca de lo que algunos americanos importantes habían hecho el día en que se lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, Japón. Iba a ser un libro cristiano. Por aquel entonces yo era cristiano. Ahora soy bokononista. Y por aquel entonces habría sido bokononista si hubiera habido alguien que me hubiese enseñado las agridulces mentiras de Bokonon. Pero el bokononismo era algo desconocido más allá de las playas de guijarros y los cuchillos de coral que rodean esta pequeña isla del Mar Caribe, la República de San Lorenzo.Nosotros, los bokononistas, creemos que la humanidad se organiza en equipos, equipos que hacen la Voluntad Divina, sin descubrir jamás qué es lo que hacen. Bokonon llama karass a tales equipos, y el medio, el kan-kan, que me condujo hasta mi karass fue el libro que no terminé nunca, el libro que iba a llamarse El día del fin del mundo.
2 - Bien, bien, muy bien
«Si ves que tu vida se complica con la vida de otra persona por motivos no muy lógicos
-escribe Bokonon-, puede que esa persona sea un miembro de tu karass.»
En otro pasaje de Los libros de Bokonon, Bokonon nos dice: «El Hombre creó el tablero de damas. Dios creó el karass.» Con ello quiere decir que un karass no conoce limitaciones, tanto de clase, como familiares, profesionales, institucionales o nacionales.
La forma de un karass es tan libre como la de una ameba.
En su Quincuagesimotercer calipso», Bokonon nos invita a cantar con él:



Oh, un borracho durmiendo
Hay en Central Park
Y un cazador de leones
En la oscuridad tropical
Y un dentista chino
Y la reina británica
Todos juntos se acoplan
En la misma máquina
Bien, bien, muy bien
Bien, bien, muy bien
Bien, bien, muy bien
Gente tan variada
En la misma maquinaria

15 de enero de 2008

Reynaldo García Blanco










(Ver entradas anteriores)





Mi padre bebe té con bergamota y no sabe...



Mi padre bebe té con bergamota
y no sabe que febrero será el mes más cruel

Lo miro detenerse en esos círculos de sangre
en esa música de la orina
en la rauda caída de las estatuas

Mi padre bebe té con bergamota
y hace mutis por el ácido
por las esferas azules que acomodo a sus pies

Yo también me asomo a esos abismos
y voy por sábanas limpias
y le digo adiós a las bestias
me acomodo en la heredad
en el azar

Mi padre bebe té con bergamota
y no sabe que muy pronto el esparto
hará de las suyas encima de los huesos
y yo beberé un coñac a su memoria

Salgo a caminar la ciudad
y todo es ámbar
todo es niebla
y por mi lado pasa un galán con enterradores
y quiero llorar por esa oscura vencidad

Mi padre bebe té con bergamota
y palidece
me habla de los sótanos
me pide que le traiga cerezas de Santiago de Cuba
y yo pronuncio como un santo la palabra Adelfa.

Guillermo Cabrera Infante














Nació en Gibara, Cuba, el 22 de abril de 1929 - murió en Londres, Gran Bretaña, el 21 de febrero de 2005. Escritor y guionista cubano, posteriormente naturalizado británico.







Fuente Revista Arquitrave

Por: Haroldo Alvarado Tenorio




En los últimos días de febrero, visitó Bogotá Guillermo Cabrera Infante, el conocido autor de Tres Tristes Tigres, novela considerada el paradigma de la nueva narrativa latinoamericana. Recientemente apareció la que es, hoy por hoy distinguida por la crítica unánime como su obra maestra: La Habana para un infante difunto.
La Habana como la llamaremos de ahora en adelante, cuenta la vida erótica de un adolescente, y luego de un hombre joven, en La Habana de los años cuarenta y cincuenta. Es, por tanto, una Habana difunta, la de los recuerdos de Cabrera infante, difunto muchacho de un reino que ya había inmortalizado en su obra anterior. De esa obra y mucho más de la reciente, conversó G.C.I. con el autor de esta entrevista, concedida excepcionalmente, ya que el prestigioso autor cubano, que vive ahora en Londres, no responde sobre estos temas sino por escrito.

¿Qué relación hay, en su obra, entre experiencia y literatura?

En realidad es una pregunta compleja. Me gusta que me hable de experiencia y no de experimento que es una palabra que yo detesto con respecto a la literatura. Yo trabajo poco con experiencias, para mí ese cliché de la agonía de la página en blanco no existe, porque yo fundamentalmente con lo que voy cubriendo la página es con recuerdos, todos esos recuerdos han sido facilitados por la memoria, y la memoria, como usted sabe, es una traductora y a veces una intérprete, intérprete en el sentido de interpretar un lenguaje en otro, una intérprete muy fiel. Yo acepto que es un inconveniente, pero eso me garantiza que tenga una base primera, un fundamento sobre el cual trabajar más tarde. Entonces en realidad la experiencia o las experiencias están siempre limitadas por arbitrio del recuerdo, pero, finalmente, yo no voy en busca del tiempo perdido sino del espacio a encontrar, que es el espacio lingüístico, que es a veces oral o simulacro de oralidad como ocurre en T.T.T. o es un espacio dado como en La Habana.
Con La Habana yo tenía un primer borrador que era mucho más lineal que el libro actual, pero que estaba atiborrado de datos, tanto es así que en la versión final, aunque yo soy un escritor que tiende a añadir más que a quitar, en la versión final, en el borrador final, limé ciento veinte páginas del libro. Entonces este primer borrador a mí me servía como un andamiaje para construir mi edificio de palabras, en este caso una ciudad de palabras, y al hablar de ciudad le puedo hablar no solamente de topografía, la referencia al terreno, sino de topología en el sentido que tiene esta ciencia moderna que entre otras cosas se dedica al estudio de los nudos, es una ciencia que a mí me interesa mucho, aunque yo soy poco científico, me interesa porque se interesa por fenómenos que en otro tiempo y aún hoy, a otros científicos, parecen meros juegos.


Leyendo en La Habana para un infante difunto, las primeras ciento y pico de páginas se percibe un tono autobiográfico que desaparece después …


Bueno, en realidad estas ciento y tantas páginas de La Habana juegan el papel del maestro de ceremonias en T.T.T., eso es exactamente un prólogo, una presentación, que es algo más difícil de describir pero que parece una verdadera metamorfosis, hay una localización suya en un tiempo histórico-humano, hay una presentación de un local absolutamente extraordinario y desconocido para el narrador, como es el solar habanero. Ese extraordinario falansterio. Ese descubrimiento de La Habana primero que nada que él realiza en esas ciento veinte páginas, está el descubrimiento del lenguaje de La Habana que él tiene que aprender como si estuviera en tierra extranjera y está, además, muy importante, el descubrimiento del sexo.


Después de publicar La Habana, de haberla escrito y decidido publicarla ¿cómo ve usted , cómo leería T.T.T.? ¿cómo la arqueología de La Habana para un infante difunto?


No, es un libro. T.T.T. es un libro que siempre pretende o quiere dar a entender que pretende una aspiración constante de oralidad. Si se da un estudio bastante minucioso del texto, se demostraría que esto es falso porque el texto se presenta en ocasiones como eminentemente escrito, esta oralidad es falsa, esta exaltación de un dialecto es inútil porque en realidad todo es una gran construcción verbal, se puede decir que nadie hablaba así en la Habana. Es el autor el que está haciendo ver que la gente hablaba así. Esa es una lectura posible de T.T.T. Veo el libro no como algunos que pretendían era el comienzo de algo, sino como el fin de mi relación con las posibilidades de la escritura dialéctica, y en ese sentido quiero decir de dialéctico. Además hay una constante preocupación por una organización musical del texto, bien sea porque uno de los protagonistas del libro es un músico, otra porque uno de los grandes manes del libro es una cantante, siempre la música popular está presente en el libro y su exaltación es extraordinaria, cosa que no ocurre en La Habana.


¿Qué relación ha tenido con Conrad, Nabokov y Borges?


Yo soy un gran admirador de Conrad por lo que diviso fue una hazaña literaria. Conrad era un hombre de una enorme valentía personal y es curioso que estos tres escritores mencionados son escritores de un gran coraje tanto personal como intelectual. Conrad lo que hizo fue, después de hacerse embarcado en muchas aventuras físicas, se embarcó en una última aventura, que es la aventura del lenguaje, cómo él llegó a conquistar el idioma inglés, que es un idioma desordenado, caótico, con más excepciones que reglas. Yo nunca me lo explicaré, porque además él comenzó muy tarde, él no tenía una base inglesa, de haber aprendido inglés cuando niño como Nabokov, y Conrad lo hizo admirablemente. Su inglés no es que sea impecable, es un inglés creador, a mi no me interesa si él comete faltas o si hay frases que no son gramaticalmente correctas, eso es lo de menos, Faulkner está lleno de incorrecciones gramaticales, eso no interesa para nada a la literatura, la gramática es una cosa, la literaura es otra. Pero no puedo decir que Conrad haya tenido en mí una influencia porque mayormente la de Conrad es una literatura de aventuras y hacia el final de su vida es una especie de literatura introspectiva que va a recordar algo que él rechazaba profundamente: el alma eslava. El decía con toda razón que no era ortodoxo, que era un polaco y que era católico en vez de ortodoxo, pero sin duda está presente, bajo los ojos de Occidente es una novelística eslava, y a mí francamente este tipo de novela no me interesa para nada.
Otra cosa que yo hecho de ver mucho en Conrad es su sentido del humor, no tiene ninguno, no existe para él, se toma terriblemente en serio. Por el contrario, Borges y Nabokov son escritores, sobre todo el último para quienes el humor es primordial y más que nada esencial. El humor de Borges es más sutil, más difícil de apreciar cuando él esta hablando en serio de cuando está hablando en broma, y aún sus pretensiones metafísicas son en últimas una broma. El mismo cuento El Aleph es todo una gran broma y no hablemos de Borges cuando escribe los cuentos policíacos junto con Bioy, los cuentos o problemas de Parodi, el hecho mismo de escoger el nombre Parodi para el personaje principal indica sus intenciones paródicas. Yo mediría las influencias de Borges en mí en unas cosas muy voluntarias. Además de préstamos de ciertas fórmulas borgianas, por ejemplo, entre a hacer esa distinción entre el uno y el mucho y que finalmente se prueba indistinguible como en cantaron varios pájaros al alba o tal vez cantó uno muchas veces, eso es una construcción que yo aprendí de Borges, igualmente de Nabokov, pero por ejemplo yo me doy cuenta de que cualquiera de los dos se horrorizaría ante la lectura de mis textos, le espantaría la buscada vulgaridad.


Borges me dijo que él era indigno de Conrad …


Borges siempre tiene esas actitudes de modestia, que bien examinada se muestran como falsa modestia. Yo estoy seguro de que él íntimamente no se encuentra indigno de ningún escritor del siglo XX, él podrá encontrarse indigno de Shakespeare porque todos nos encontramos indignos de él, pero no estoy seguro de que se encuentre indigno, por ejemplo, de Nabokov, a quien yo tiendo a considerar como mejor escritor que Conrad. Sí hay una conciencia, es decir, en Conrad había una conquista del lenguaje, en Nabokov hay una conciencia del lenguaje, hay un uso de la parodia, un uso de ciertos recursos retóricos tomados como un gran grano de sal. Pero a mí realmente lo que sí me interesa es Conrad, es su gran triunfo en el aspecto literario, cómo él logró imponerse en una sociedad absolutamente extraña, y una sociedad que en esa época era muy realmente enemiga de los extranjeros.
La prueba de esto es que Eliot escribió un artículo sobre Conrad, Eliot, un americano que se anglicanizó voluntariamente de una manera decisiva, fue a ver a Conrad y se sorprendió de que él tuviera un acento polaco muy fuerte, al extremo de que él no podía entender casi lo que Conrad decía, y no olvide que Eliot se había convertido en un inglés absoluto, no se podía distinguir su ascendencia americana. Lo mejor de la visita de Eliot a Conrad es esa anécdota que le repito


¿Qué relación hay entre Rayuela y T.T.T.? Alguien me dijo que Cortazar conocía y utilizó para esa novela su libro Un oficio del siglo XX, del cual también surge T.T.T.


Bueno, yo no tengo evidencias de eso, yo no puedo acusarlo de semejante uso. Lo único que tengo es el conocimiento de Cortazar no como escritor, yo conocí a Cortazar en el año sesenta y dos porque amigos habaneros lo habían conocido en Cuba e insistían en que yo lo conociera … y cuando lo conocí él no había publicado Rayuela entonces yo si le lleve un ejemplar de Un oficio del siglo XX y a él le gustó bastante y me dijo: ¡ah, que bien estas colecciones! Y me mencionó dos o tres autores que han hecho semejantes sacos para meterlo todo, pero yo creo que en ese tiempo ya Rayuela estaba en la imprenta o por lo menos terminada.

Yo no creo en su afirmación de que no haya leído Paradiso.

Le puedo confesar que yo leí exactamente diez páginas de Paradiso y la encontré absolutamente impenetrable. Sin embargo yo soy un gran lector de la poesia de Lezama y ésta aparece citada muchas veces en La Habana, versos enteros. Recientemente he escrito un largo ensayo sobre Lezama Lima y Virgilio Piñera, una biografía a dúo, se titula Vidas para leerlas …


¿Cuál es su relación con los clásicos griegos y los romanos?


En el bachillerato yo era un buen estudiante pero en realidad un pésimo oyente de clases, yo me leía el texto un poco antes de entrar al examen y como la mayor parte de los estudiantes lo regurgitaba todo en la mañana del examen. Pero un día estaba en una clase de literatura clásica con un profesor que era un hombre extremadamente afectado y hasta distante, un poco amanerado al hablar, y empezó a hablar de Ulises y llegó a la parte en que Ulises regresa a Itaca y de como sólo es reconocido por su perro, Argos, quién al reconocerlo muere. Entonces yo tenía un perro, yo era un gran amante de los perros y a mí me conmovió profundamente este relato y fue para mí un verdadero cambio de vida. Ahí fue donde yo empecé a interesarme por la literatura. Fui a la biblioteca y pedí La Odisea, me la leí completa, me leí también La Iliada que me pareció, contra muchas opiniones contrarias un libro inferior a La Odisea, es decir a mí no me interesaba nada Aquiles, me parece un personaje repulsivo, lleno de ira, un ejemplo de héroe negativo. Pero Ulises me pareció un héroe extraordinario, me gustó mucho su astucia y su relación con dos o tres mujeres del libro, concretamente con Naussica y con Circe y menos interesante con Penélope, porque Penélope representa la vida doméstica, y allí empecé a leer.


¿Cuál sería la relación entre Tristan e Isolda, Trópico de cáncer y La Habanera para un infante difunto?


Yo no puedo hablar de Trópico de cáncer porque nunca lo he leído. Pero es interesante que señale lo de Tristan e Isolda, porque es una leyenda que me interesa profundamente. Yo me he leído casi todo lo que hay sobre Tristan e Isolda, inclusive me compré antes de venirme para acá un libro que no he terminado de leer. He viajado a los sitios donde supuestamente se desarrolla la leyenda, donde todavía se conservan los nombres celtas de la época donde se supone ocurrió. Para mí es una de las grandes invenciones literarias y míticas de Occidente, además hay citas textuales en La Habana de Tristan e Isolda.

Tampoco Durell …

Yo nunca había leído el Cuarteto de Alejandría, entonces cuando terminé La Habana tuve la curiosidad de saber exactamente que había hecho él con respecto a Alejandría …


Terminemos entonces hablando de Kafavis …


Para mí Kafavis es hasta ahora, y faltan todavía veinte años, el más grande poeta del siglo. Sin nada de todas esas citas de Eliot, a escondidas o después, hechas explícitas al final, nada de toda esa serie de trucos malos de Ezra Pound, y así podíamos seguir revisando poetas más o menos importantes que en realidad no lo son, lo son simplemente porque los ha impuesto la cultura anglosajona, pero no porque sean realmente poetas importantes. Además yo te diría a ti que yo detecto un gran tufo de fraude de Ezra Pound, y Kavafis, por ejemplo, es un poeta que yo me imagino que será un poeta aún más extraordinario en griego, pero es un poeta que vence las traducciones, yo he leído en inglés, lo he leído en español -déjame decirte que hay una traducción lamentablemente no continuada, del escritor catalán Joan Ferrate al español que es mucho mejor inclusive que la traducción de la señorita Dalven al inglés y que incluso Kavafis alcanzó a aprobar personalmente-. Entonces hay una especie de abismo que se salva por el puente de la poesía entre Kavafis y la mayor parte de los lectores que es su homosexualidad, la condición verdaderamente declarada de homosexual del autor es decir, no hay nada de los disfraces de otros escritores. Yo quisiera, ojalá que hubiera una verdadera influencia de Kavafis en La Habana para un infante difunto, porque ése si que yo creo es el poeta de Alejandría y que Durell es el falso cronista de Alejandría.

Inge Müller














Alemania (1925-1961) Poeta, autora de libros infantiles y dramaturga. En sus textos aparecen sus experiencias traumáticas durante la guerra.




Bajo escombros III





Cuando iba en busca de agua cayó una casa sobre mí.
Sostuvimos la casa
El olvidado perro y yo.

No me preguntes cómo.
No recuerdo.
pregúntenselo al perro.

11 de enero de 2008

Gastón Baquero

Poeta, ensayista y periodista cubano nacido en Banes en 1918.Abandonó su profesión de Ingeniero Agrónomo y Doctor en Ciencias Naturales para dedicarse por completo a la literatura. En la década de los años cuarenta trabajó como periodista en algunos diarios de La Habana, incursionó en el campo político, y tradujo algunos textos de poetas europeos y norteamericanos. Tras el triunfo de la Revolución Cubana, se exilió en Madrid hasta su muerte acaecida en 1997. Su obra poética está contenida en los siguientes títulos: «El álamo rojo en la ventana» 1935-1942, inédito; «Poemas» en 1942, «Saúl sobre la espada» en 1942, «Poemas escritos en España» en 1960, «Memorial de un testigo» en 1966, «Magias e invenciones» en 1984, «Poemas invisibles» en 1992, «Autoantología comentada» en 1992 y «Otros poemas invisibles» 1992-1994, inédito.





OLVIDO

¡Cómo el olvido ha ido destruyendo
el mundo aquel que edificamos juntos!
¡Las abejas sonoras, los pastos, el estruendo
del río bramador acorralado, los difuntos
ecos del viento que partió gimiendo
con tu enorme cadáver, y ardió los juncos
con llama tan veloz que aún está ardiendo,
con ceniza tan cruel que aún están truncos!

Donde hubo razón de frescos vinos,
de panes floreciendo en la alborada,
de reluciente fruto mantenido

en remotos estrados cristalinos,
hoy sólo queda una sombra desgarrada
y tus restos luchando con mi olvido.




***




LA CASA EN RUINAS

Une rose dans les ténèbres

S. M.


Hoy he vuelto a la casa donde un día
mi infancia campesina conociera
el pavor y la extraña melodía
de encontrar otra vez lo que muriera.

Ya nada atemoriza, nada altera
el ritmo de la sangre. Aquí vivía
(cuando era mi vida primavera)
la que a los niños en dioses convertía.

Vacío el caserón, rotas las jarras
que las rosas colmaron de belleza,
en vano vine en busca de mí mismo:

todo es inútil ya, perdidas las amarras,
y vencedoras las ruinas, es la pobreza
la única rosa nacida en el abismo.

10 de enero de 2008

José Martí













BANQUETE DE TIRANOS





Hay una raza vil de hombres tenaces
De sí propios inflados, y hechos todos,
Todos del pelo al pie, de garra y diente;
Y hay otros, como flor, que al viento exhalan
En el amor del hombre su perfume.
Como en el bosque hay tórtolas y fieras
Y plantas insectívoras y pura
Sensitiva y clavel en los jardines.
De alma de hombres los unos se alimentan:
Los otros su alma dan a que se nutran
Y perfumen su diente los glotones,
Tal como el hierro frío en las entrañas
De la virgen que mata se calienta.

A un banquete se sientan los tiranos,
Pero cuando la mano ensangrentada
Hunden en el manjar, del mártir muerto
Surge una luz que les aterra, flores
Grandes como una cruz súbito surgen
Y huyen, rojo el hocico, y pavoridos
A sus negras entrañas los tiranos.
Los que se aman a sí, los que la augusta
Razón a su avaricia y gula ponen:
Los que no ostentan en la frente honrada
Ese cinto de luz que en el yugo funde
Como el inmenso sol en ascuas quiebra
Los astros que a su seno se abalanzan:
Los que no llevan del decoro humano
Ornado el sano pecho: los menores
Y los segundones de la vida, sólo
A su goce ruin y medro atentos
Y no al concierto universal.

Danzas, comidas, músicas, harenes,
Jamás la aprobación de un hombre honrado.
Y si acaso sin sangre hacerse puede,
Hágase... clávalos, clávalos
En el horcón más alto del camino
Por la mitad de la villana frente.
A la grandiosa humanidad traidores,
Como implacable obrero
Que un féretro de bronce clavetea,
Los que contigo
Se parten la nación a dentelladas.

5 de enero de 2008

Rolf Dieter Brinkmann










Poeta y narrador. Alemania (1940-1975)






Una fotografía muy ampliada de Liz Taylor





Bebo mi café como todo el mundo bebe café
pero las imágenes son diferentes.
Uno piensa en alguna cosa
y yo pienso
en alguna cosa, Liz Taylor sonríe sin cesar.

Si hay algo que valga la pena todavía, pues
es esto.
La curvatura de un rizo del pelo y
el encrespamiento natural del

vello púbico
como el vello púbico se
encrespa en mis sueños, ya es
tarde.

y Liz Taylor sigue
sonriéndome. Qué es eso? Supongamos

que nada
que valga la pena, entonces quedará ese residuo
después que termine de beber mi café.

Marianne Moore









Poeta. Estados Unidos, Nueva York (1887-1972)





SILENCIO



Mi padre solía decir:
"La gente de clase jamás hace visitas largas,
hay que mostrarles la tumba de Longfellow
o las flores de vidrio en Harvard.
Bastándose a sí mismos como el gato
-quien se lleva su presa a un retiro,
colgante la cola fláccida del ratón como un cordón de su boca-
a veces disfrutan con la soledad
y pueden quedarse privados de habla
al oír palabras que los hayan deleitado.
El sentimiento más hondo se muestra siempre en el silencio;
no en el silencio sino en la sobriedad".
Tampoco era insincero él al decir: "haga Ud. de mi casa su posada".
Las posadas no son residencias.

4 de enero de 2008

Caridad Atencio
















Los Cuadernos de apuntes de José Martí o la legitimación de la escritura





I




Entre las condicionantes del “Credo y técnica para la prosa moderna” Jack Kerouac incluye esta que bien se aviene al objeto de estudio que pretendemos circundar: “Cuadernos secretos de anotaciones rápidas, y delirantes páginas mecanografiadas para tu propio deleite [...] Escribe para ti mismo con serenidad y asombro”. Semejante afirmación nos impulsa a entrar en los Cuadernos de apuntes con un afán de fundamentación y desde ya con la preexistencia de una certeza.
Los Cuadernos recogen, con un orden más o menos cronológico, la “abundante papelería que Martí no pudo organizar en vida, ya por estar empeñado en tareas que no permitían dilación” , y constituyen el “proyecto de ideas apresadas al vuelo, muchas de las cuales, maduras y vigorosas, pasaron a formar parte de su obra consolidada”.
Para el escritor, es tentador tratar de llevar el diario de la obra que está escribiendo. ¿Es esto posible? [...] Interrogarse acerca de sus proyectos, sopesarlos, verificarlos a medida que se desarrollan, comentarlos para sí mismo, he aquí algo que no parece difícil. El crítico que, según se dice, acompaña siempre al creador, ¿acaso no podría consignar su opinión? ¿Y esta misma opinión tomar la forma de un libro de bitácora en el cual se inscribirían, día tras día, los aciertos y desaciertos de la navegación? Sin embargo, tal libro no existe. Parece que debieran permanecer incomunicables la experiencia propia de la obra, la visión por lo que ella comienza, “la especie de extravío” que suscita y las relaciones insólitas que establece entre el hombre que podemos encontrar todos los días, y que precisamente escribe un diario de sí mismo, y aquel ser que vemos alzándose detrás de cada gran obra, saliendo de la obra misma para escribirla.
Como ese libro que no existe, pero que respira y no se publica clasifican los Cuadernos de apuntes de José Martí, donde aparece la intimidad, según dice Ariela Erika Schnirmajer, pero no las marcas formales del diario íntimo. Leyéndolos nos percatamos que no hay mejor biografía que la que traza el mismo escritor, involuntariamente, aunque los semióticos hablen del biografema.
Ellos tienen de confesión, de obra que se inicia. Son un set de tanteos y aproximaciones, en los que la frase leída entra en la frase propia a veces invisiblemente, y tiene que estar muy atento el catador de estilos. Son también, como diría Blanchot, lecturas de textos, de sueños, sonidos, horas, sensaciones, contraluces, idiomas. Creemos como Emilio Ichikawa que “no hay, pues, nada que deslegitime una visión martiana desde sus cuadernos. Se objetará que la fuente es parcial. Cierto que lo es, pero cierto también que inigualable por su intimidad conceptual, la veracidad de su génesis y la continuidad de su itinerario.”
Hay presencia de ideas que se recogen para ser interiorizadas, de afirmaciones que nos confesamos para añadirlas a nuestra escritura como elementos de poética en cierne, de lo leído en otros pensadores que reproduce nuestra idea sobre el mundo. ”Lo que él ve, en su interior y en el mundo, lo ve ya en sí mismo, y por sí mismo sustancialmente expresado”. Es discernible entonces un mapa de apetencias que intentaremos trazar en el cuerpo del presente ensayo. Se entremezclan el tono de la carta, el artículo y del diario. Son como caleidoscopios en texturas, color y variedad. En ellos a nivel de estilo “el orden cronológico de los hechos o las ideas está trastornado. Cuando se trata de acontecimientos [...] el efecto aparece antes de la causa [...] y cuando no son ya objetos o hechos, sino ideas las que se exponen al revés, la conclusión surge primero, y no se sabe sino después lo que la ha motivado [...] Se ve que el pensamiento y la pluma de Martí se apoderan en primer lugar de lo que él juzga esencial: en los hechos, el resultado; en las ideas la conclusión.”
Si bien es cierto que nos encontramos ante una multiplicidad de antetextos, y también propiamente de un paratexto involuntario, pues no se escribió para el público, y que no podemos saber qué quería Martí de esos textos, sí podemos preguntarnos qué querían estos textos del propio Martí. ¿Cómo se sitúan frente al resto de la obra? ¿Qué quieren de sí mismos y del lector? ¿Quieren un lector?
Decir que no sería categórico y presuntuoso, pues la crítica abunda en intentos de descifrar tales cuestiones. El análisis en cuerpo de esta papelería arrojaría “una imagen cabal de su erudición [...] que contribuiría a deslindar el problema de las influencias” , sobre todo literarias, que se le atribuyen, las cuales son parte fundamental del objeto de estudio de la presente investigación. Por lo tanto iniciamos nuestro acercamiento con un análisis caracterológico.
En cuanto al aspecto de cómo se sitúan estos Cuadernos frente a la obra vale recordar que estos se asumen, como dice Blanchot, por “la ambición de eternizar los momentos sublimes e incluso de hacer con la vida entera un bloque sólido que pueda guardarse junto a sí” y “la esperanza [...] de alzar la vida nula hasta la bella sorpresa del arte y el arte infame hasta la verdad única de la vida, el entrelazamiento de todos estos motivos hace del diario una empresa de salvación: se escribe para salvar la escritura, para rescatar su vida mediante la escritura [...] para no perderse en ese tormento que es el arte, que es la exigencia sin límite del arte”
Amén de cualquier propósito o tema que sobresale, en estos Cuadernos presenciamos actos que se inician y desarrollan sin una vía inmediata, y su cualidad fundamental es la espontaneidad. Semejan estar desprendidos de las formas, ser dóciles a los movimientos de la vida y ser capaces de todas las libertades, ya que pensamientos, sueños, ficciones, comentarios de sí mismo, acontecimientos importantes, insignificantes, todo les convienen, en el orden y el desorden, respetando con más o menos fuerza el calendario. El lector penetra en un terreno ambiguo y a veces enigmático. En el caso que venimos deslindando el papel de su primer editor: Gonzalo de Quesada y Aróstegui, franquea y mediatiza al mismo tiempo el tránsito filológico por los Cuadernos. Pues si bien Martí se refirió a ellos en su carta testamento literario dirigida a su discípulo predilecto, es indudable que este último dejó muy marcadas las huellas de su subjetividad en la edición. Los Cuadernos de apuntes son tomados por Quesada y Aróstegui como un botín de saqueo, un baúl donde el crítico, el filólogo, el erudito, el exégeta interesado extrae páginas en función de completar la visión idílica de una obra acabada. ¿Se acallan los perfiles de una obra en proceso? ¿Se le da pleitesía a artículos que de sobra se lo han ganado? El deseo de su editor de dar una idea de una obra constituida lo lleva a sacar materiales de los apuntes para, por ejemplo, conformar zonas “temático – geográficas” de sus Obras Completas, tanto es así que hilvana un artículo que da como terminado, nos referimos a aquel sobre los libros proyectados por Martí, que entresaca de varios cuadernos para hacer las delicias del curioso lector. Igualmente hay poemas que aparecen en Cuadernos de apuntes que sólo publica en Obras Completas, hay otros que están en Obras Completas y también en los apuntes, fruto de decisiones muchas veces arbitrarias y con intenciones que de vez en cuando hay que adivinar. La imagen acabada de su obra literaria opaca el carácter nutricio de estos Cuadernos y la forma en que inciden decisivamente en su obra toda. Saqueados para conformar los edificios genéricos que alimentan su legado, pasto de editores avezados y amorosos del estilo martiano, y vistos en su conjunto, dan otro cuerpo, otra estructura: un anhelo múltiple y un afán de conocimiento inconmensurable. Pues la variedad de lecturas y autores que comenta, así como los fragmentos discernibles de sus propias obras, sirven para exorcizar su propia biografía espiritual. Tales juicios nos demuestran que sus Cuadernos de Apuntes en múltiples ocasiones recogen el sedimento de su escritura, y semejante hecho dice mucho de su modo de asumir la labor creativa y de sus ambiciones literarias.
Entre el calor de los manuscritos y lo ambiguo de la no datación ascienden pruebas innegables de las inclinaciones del escritor, por ejemplo la presencia permanente de la poesía, que sin duda es testigo de una irrefrenable vocación, así como también la significativa amplitud de sus intereses que un englobador intento de clasificación dispondría en intereses propiamente poéticos - que casi predominan y justifican el tema que preside esta investigación -, literarios, filológicos, políticos, históricos, sociales, filosóficos y de corte científico. Martí da muestras de un “pensamiento vigoroso en trayectoria ascendente [...] que lo palpa todo como dudando y a la vez corroborando. Existe aquí la fuerza que da el enfrentamiento a uno mismo.”
En los Cuadernos de apuntes abundan reflexiones y juicios que evidencian lecturas bien atenidas y estudio profundo de los más diversos pero siempre valiosos autores, comprobando legado y aporte. Sólo el rastreo de este aspecto da material para todo un acápite, donde al comentar tales obras y autores incurre en reflexiones que, sin duda, luego formarán el sustrato de su estilo, por ejemplo, la referencia de anécdotas eruditas que toma como enseñanzas y orientadoras de lectura ; la franca aseveración de las cualidades poéticas que prefiere, realzando y rebajando escritores famosos que en el mundo han sido:
No quiero, para la poesía, la lengua débil de Séneca – ni aquella floja, sobrada, vacilante, copiosa, exuberante: - de Lucano. – Pláceme, como en Sondraka, la abundancia legítima: - y, de no haberla, por las condiciones ásperas de la naturaleza en que se cría, pláceme la rugosa y troncal lengua del Génesis. -
La máxima que proviene de la asimilación de variadísimas lecturas y una intuición y talento literarios inusuales:
“Para la poesía:
Armonía – no artificio.”
El curioso proceso a través del cual va aprendiendo e interiorizando el sentido de la trasgresión en el arte. Llama poderosamente nuestra atención la omniabarcadora presencia en los apuntes del autoconocimiento, el autoaprendizaje, como un mecanismo o manifestación del pensamiento, predominante a lo largo de todos los cuadernos. Al ilustrar lo que lee con una cita o una reflexión, va enriqueciendo su intelecto. En tal sentido, en los momentos de mayor asimilación, pasa del reconocimiento de un saber ajeno, al concepto, a la definición propia de diversos términos, casi siempre vinculados a la literatura y al arte o al consejo literario. O a enunciar un proceder de poética que ha interiorizado o creado en sus amplias disquisiciones y apreciaciones. En algunos casos giran sobre el estilo, y dan fe de la propia maduración del suyo. Por ejemplo, se interpela a sí mismo sobre lo que es prosa y lo que es poesía, y de ese cuestionamiento nacen artísticas y verídicas deducciones como la siguiente:
La prosa tiene alas de hierro, y tarda en venir. La poesía tiene alas de mariposa, y viene pronto. –
_ Por eso perece, porque se quema a toda luz –
_ No _ porque, mariposa eterna, va en busca de la luz eterna, ¡no ha llegado todavía! ¡Y la poesía valerosa avanza, arrastrando, arrastrando sus alas.
Para esta interpelación, para este desdoblamiento de sí mismo utiliza el diálogo, el enfrentamiento de sus ideas en boca de dos imaginarios personajes, lo cual constituye un ejercicio de dramaturgia del que hacen gala sus textos. En este continuo proceso de autoconocimiento en que se constituye todo diario abundan lecturas y reflexiones que encuentran, observan y comprueban los contactos reminiscentes.
II

Los acercamientos teóricos al”género” diario tienden a ver tres funciones fundamentales en él, que creo se imbrican en el caso de los Cuadernos de apuntes de José Martí. Por un lado la consabida función de formación, como educadores de la percepción tanto de sí como del mundo que rodea al artista (en ellos vemos lo que conoce y cómo lo conoce); la función analítica, que contempla propiamente al diario como el lugar donde alguien, que ya sufrió cambios irreversibles en su personalidad y en su escritura, se dedica a describir los efectos de esos cambios (en ellos observamos por qué se dedica a conocer lo que conoce); y la función de laboratorio de una escritura, en el sentido de “una suerte de armazón secreta del proyecto” de Martí “como escritor, el elemento – en el sentido de ambiente- del cual parece no querer salir, como un pez en el agua, [...] de refugio contra el agotamiento y la esterilidad creadora”. En esta última función se engloban las anteriores: sentido de lo que conoce, sentido de cómo lo conoce, sentido de por qué y para qué lo conoce. En el caso que nos ocupa se sobreponen, creo yo, al afán de testimoniar una época y a la construcción de una imagen la necesidad de invención de un estilo y de la creación de su propio laboratorio de la lengua. A pesar de lo cual la hibridez es total: todas las funciones se mezclan, aunque hay algunas que permanecen por más tiempo en la superficie, acercándose a lo que Hofmannsthal llamó “diario medusa”, el lugar donde “se mezclan notas de escritor, observaciones sobre lecturas y, sobre sus propios escritos, además aforismos, recuerdos de humillantes fracasos y decadencias físicas, de fealdades, enfermedades, ridículos sociales y derrotas amorosas”. El propio carácter polimórfico de los Cuadernos de apuntes y el entrecruzamiento de lenguajes y temas conspiran contra una clasificación funcional y genérica, y requieren un lector de mente abierta, de márgenes casi infinitos para ese espacio donde una escritura siempre se puede legitimar.











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Manuel Isidro Méndez citado por Maritza Carrillo en “Los Cuadernos de apuntes de José Martí: guía para investigadores jóvenes” en Revista Universidad de la Habana, n. 245, La Habana, p. 179. Es importante recordar aquí la nota que se publica en Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, p. 12, donde se afirma que tanto el Cuaderno de apuntes n. 1 como el 2 los conservaba Manuel Mercado y el 30 de enero de 1947 fueron entregados por envío de la Embajada de Cuba en México al Archivo Nacional de Cuba, que los publicó en 1951 con el título José Martí, Apuntes inéditos.
Maurice Blanchot. “El diario íntimo y el relato” en El libro que vendrá, Monte Ávila Editores, Caracas, 1992, p. 211
Emilio Ichikawa. ”José Martí y una metáfísica de la Historia (notas sobre sus Cuadernos de Apuntes). Anuario del Centro de Estudios Martianos. N. 19, 1996, La Habana, p. 149.
Cintio Vitier. “Los Versos libres” en Temas Martianos, Biblioteca Nacional José Martí 1ra serie, La Habana, p. 153
Claude Bochet – Huré citada por Cintio Vitier en “Martí Futuro”, Temas Martianos, Ira serie, Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, p. 133. Aunque ella refiere estas características a los Diarios y a los Apuntes para los Diarios, comprendemos y comprobamos aquí que es uno de los procedimientos básicos del estilo de Martí.
Razonamiento que tiene como base algunas ideas de Nora Catelli en “Pruebas de haber vivido. Los Diarios y la Carta al Padre de Franz Kafka como límites de la autobiografía en Diarios. Carta al padre. Obras Completas de Franz Kafka, T. II, Galaxia Gutemberg / Círculo de Lectores 2000, Barcelona, p. 19 – 20.
Manuel Pedro González citado por Maritza Carrillo en “Los Cuadernos de apuntes de José Martí: guía para investigadores jóvenes”. Revista Universidad de la Habana, n. 245, La Habana, p. 179
Maurice Blanchot. Ob. Cit. p. 210
Juicios basados en ideas vertidas en el ensayo de Maurice Blanchot aquí citado. A veces Martí en hojas que han quedado en blanco de Cuadernos anteriores incurre en “desajustes flagrantes”. Esto pudiera explicar por qué existen borradores de Versos sencillos, publicados durante 1891, en un Cuaderno cuya fecha aproximada es entre 1892 y 1894.
Emilio Ichikawa. Ob. Cit., p. 154.
Véase esta curiosísima nota sobre Edgar Allan Poe y constátese todo lo que el lector – escritor incorpora:
“Poe.- Personificador de todo lo abstracto.
. Gran poder para personificar
- 'sense swooning into nonsense' (El sentido adormecido dentro del no sentido). La traducción es nuestra
- 'Fundamental basis, basis in real life, for every poem'
- 'A realm of his own imagining.' “
O.C, t. 21, p. 263.
O esta conclusiva de un arduo proceso de asimilaciones: “Goethe hizo tal vez todo lo que había que hacer en la poesía moderna”. Ob. Cit, p. 159.
Ob. Cit. p. 214.
Ob. Cit, p. 219.
En sus apuntes sobre Goya, que Quesada y Aróstegui publicó en el tomo de Europa, afirma: “Aquí más que la forma sorprende el atrevimiento de haberla desdeñado”. Obras Completas, Ed. Cit., T. 15, p. 132.

Ob. Cit. p. 211.
Nora Catelli. “Pruebas de haber vivido. Los ‘Diarios’ y la ‘Carta al padre’ de Franz Kafka como límites de la autobiografía en Franz Kafka.” Diarios. Carta al Padre, Obras Completas, II, Editorial Galaxia Gutemberg, Círculo de Lectores, Barcelona, 2000, p. 21.
Ob. Cit. p. 23

Oliverio Girondo









Poeta vanguardista argentino (1891 - 1967)






EXVOTO



Las chicas de Flores tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposa.
Las chicas de flores se pasean tomadas de los brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.
Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a remolque de sus mareas - empavesadas como fragatas - van a pasearse por la plaza, para que los hombres les eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforecentes se enciendan y apaguen como luciérnagas. Las chicas de Flores viven en la angustia de que las nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos, y arrojárselo a todos los que les pasan por la vereda.

(De Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, 1921)

3 de enero de 2008

César Vallejo



nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. En 1918 publica su primer libro de poemas: Los heraldos negros. En 1920 es acusado injustamente y encarcelado durante 112 días. En 1922 publica Trilce; un año después, publica algunas prosas y viaja a París. En 1928 viaja a la Unión Soviética y a su regreso a París rompe con el APRA. En 1929 regresa a la Unión Soviética y un año después viaja a España. Regresa a París pero es expulsado por razones políticas; se translada entonces a España de nuevo. En 1931 publica su novela Tugsteno. Viaja de nuevo a la Unión Soviética y se inscribe en el Partido Comunista de España. En 1932 regresa a París y vive en la ilegalidad. En 1937 asiste al Congreso de Escritores Antifascistas en Madrid. Murió en Paris, un día del cual tenía ya el recuerdo, en 1938. En 1939 se editan, de manera póstuma, los Poemas humanos.












LOS HERALDOS NEGROS


Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé


Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la muerte.


Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.


Y el hombre... Pobre... pobre Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.


Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé







X



Prístina y última piedra de infundada
ventura, acaba de morir
con alma y todo, octubre habitación y encinta.
De tres meses de ausente y diez de dulce.
Cómo el destino,
mitrado monodáctilo, ríe.

Cómo detrás desahucian juntas
de contrarios. Cómo siempre asoma el guarismo
bajo la línea de todo avatar.

Cómo escotan las ballenas a palomas.
Cómo a su vez éstas dejan el pico
cubicado en tercera ala.
Cómo arzonamos, cara a monótonas ancas.

Se remolca diez meses hacia la decena,
hacia otro más allá.
Dos quedan por lo menos todavía en pañales.
Y los tres meses de ausencia.
Y los nueve de gestación.

No hay ni una violencia.
El paciente incorpórase,
y sentado empavona tranquilas misturas.

Julio Cortázar





Bruselas, 26 de agosto de 1914 - París, 12 de febrero de 1984. Escritor e intelectual argentino, es considerado uno de los escritores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del cuento y la narración corta, comparable a Jorge Luis Borges, Chejov o Edgar Allan Poe y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en Latinoamérica, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal y donde los personajes adquieren una autonomía y una profundidad psicológica pocas veces vista.











Los amantes





¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.


Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.

Emily Elizabeth Dickinson





Amherst, Massachusetts, Estados Unidos, 10 de diciembre de 1830 - íd., 15 de mayo de 1886. fue una poeta estadounidense, cuya poesía de alta integridad artesanal, naturalista y apasionada, ha colocado a su autora en el reducido panteón de poetas fundacionales norteamericanos que hoy comparte con Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman. Emily Dickinson pasó gran parte de su vida recluida en una habitación de la casa de su padre en Amherst, y, excepto cinco poemas (tres de ellos publicados sin su firma y otro sin que la autora lo supiera), su ingente obra permaneció inédita y oculta hasta después de su muerte.













CUANDO CUENTO LAS SEMILLAS...



Cuando cuento las semillas
Sembradas allá abajo
Para florecer así, lado a lado;
Cuando examino a la gente
Que tan bajo yace
Para llegar tan alto;
Cuando creo que el jardín
Que no verán los mortales
Siega el azar sus capullos
Y sortea a esta abeja...
Puedo prescindir del verano, sin queja.










CUALQUIERA QUE DESENCANTE...


Cualquiera que desencante
A un solo ser humano
Por traición o por irreverencia...
Es culpable de todo.
Inocente como un pájaro,
Gráfico como una estrella
Hasta una sugestión siniestra
Que las cosas no son lo que son.









No ERA LA MUERTE, PUES YO ESTABA DE PIE...



No era la Muerte, pues yo estaba de pie
Y todos los muertos están acostados,
No era de noche, pues todas las campanas
Agitaban sus badajos a mediodía.
No había helada, pues en mi piel
Sentí sirocos reptar,
Ni había fuego, pues mis pies de mármol
Podían helar un santuario.
Y, sin embargo, se parecían a todas
Las figuras que yo había visto
Ordenadas para un entierro
Que rememoraba como el mío.
Como si mi vida fuera recortada
Y calzada en un marco
Y no pudiera respirar sin una llave
Y era como si fuera medianoche
Cuando todo lo que late se detiene
Y el espacio mira a su alrededor
La espeluznante helada, primer otoño que llora,
Repele la apaleada tierra.
Pero todo como el caos,
Interminable, insolente,
Sin esperanza, sin mástil
Ni siquiera un informe de la tierra
Para justificar la desesperación.

Virgilio Piñera


Cárdenas, Matanzas, 4 de agosto de 1912- La Habana, 18 de octubre de 1979).Uno de los escritores cubanos mas importantes del siglo pasado.En 1942 fundó la efímera revista Poeta, de la que fue director. Al año siguiente publicó el extenso poema La isla en peso, una de las cumbres de la poesía cubana, que fue, sin embargo, objetado por grandes poetas como Gastón Baquero o Eliseo Diego. Cuando en 1944 Lezama y Rodríguez Feo fundaron la revista Orígenes, Piñera formó parte del plantel inicial de colaboradores, a pesar de que mantenía importantes discrepancias estéticas con el grupo de poetas de la revista.Tras el triunfo de la Revolución Cubana, Piñera colaboró en el periódico Revolución y en su suplemento Lunes de Revolución. En 1960 reestrenó Electra Garrigó y publicó su Teatro completo. En 1968 recibió el Premio Casa de las Américas de teatro por Dos viejos pánicos.En los últimos años de su vida, Piñera sufrió una especie de ostracismo literario por parte de las autoridades oficiales cubanas, en gran parte debido a su condición sexual, ya que nunca escondió su homosexualidad[1] Como narrador, destaca por su humor negro, dentro de la línea del absurdo. Fue también un destacado traductor, y vertió al español obras de Jean Giono y de Witold Gombrowicz, entre muchos otros.


La isla en peso

La maldita circunstancia del agua por todas partes
me obliga a sentarme en la mesa del café.
Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer
hubiera podido dormir a pierna suelta.
Mientras los muchachos se despojaban de sus ropas para nadar
doce personas morían en un cuarto por compresión.
Cuando a la madrugada la pordiosera resbala en el agua
en el preciso momento en que se lava uno de sus pezones
me acostumbro al hedor del puerto
me acostumbro a la misma mujer que invariablemente masturba,
noche tras noche, al soldado de guardia en medio del sueño de los peces.
Una taza de café no puede alejar mi idea fija,
en otro tiempo yo vivía adánicamente.
¿Qué trajo la metamorfosis?
[...]
Todo un pueblo puede morir de luz como morir de peste.
Al mediodía el monte se puebla de hamacas invisibles,
y echados, los hombres semejan hojas a la deriva sobre aguas metálicas.
En esta hora nadie sabría pronunciar el nombre más querido,
ni levantar una mano para acariciar un seno;
en esta hora del cáncer un extranjero llegado de playas remotas
preguntaría inútilmente qué proyectos tenemos
o cuántos hombres mueren de enfermedades tropicales en esta isla.
Nadie lo escucharía: las palmas de las manos vueltas hacia arriba,
los oídos obturados por el tapón de la somnolencia,
los poros tapiados con la cera de un fastidio elegante
y de la mortal deglución de las glorias pasadas.

¿Dónde encontrar en este cielo sin nubes el trueno
cuyo estampido raje, de arriba a abajo, el tímpano de los durmientes?
¿Qué concha paleolítica reventaría con su bronco cuerno
el tímpano de los durmientes?
Los hombres-conchas, los hombres-macaos, los hombres-túneles.
¡Pueblo mío, tan joven, no sabes ordenar!
¡Pueblo mío, divinamente retórico, no sabes relatar!
Como la luz o la infancia aún no tienes un rostro.
[...]
No queremos potencias celestiales sino potencias terrestres,
que la tierra nos ampare, que nos ampare el deseo,
felizmente no llevamos el cielo en la masa de la sangre,
sólo sentimos su realidad física
por la comunicación de la lluvia al golpear nuestras cabezas.

Bajo la lluvia, bajo el olor, bajo todo lo que es una realidad,
un pueblo se hace y se deshace dejando los testimonios:
un velorio, un guateque, una mano, un crimen,
revueltos, confundidos, fundidos en la resaca perpetua,
haciendo leves saludos, enseñando los dientes, golpeando sus riñones,
un pueblo desciende resuelto en enormes postas de abono,
sintiendo cómo el agua lo rodea por todas partes,
más abajo, más abajo, y el mar picando en sus espaldas;
un pueblo permanece junto a su bestia en la hora de partir,
aullando en el mar, devorando frutas, sacrificando animales,
siempre más abajo, hasta saber el peso de su isla;
el peso de una isla en el amor de un pueblo.


Natación

He aprendido a nadar en seco. Resulta más ventajoso que hacerlo en el agua. No hay temor a hundirse pues uno ya está en el fondo, y por la misma razón se está ahogando de antemano. También se evita que tengan que pescarnos a la luz de un farol o en la claridad deslumbrante de un hermoso día. Por último, la ausencia de agua evitará que nos hinchemos.
No voy a negar que nadar en seco tiene algo de agónico. A primera vista se pensaría en los estertores de la muerte. Sin embargo, eso tiene de distinto con ella: que al par que se agoniza uno está bien vivo, bien alerta, escuchando la música que entra por la ventana y mirando el gusano que se arrastra por el suelo.
Al principio mis amigos censuraron esta decisión. Se hurtaban a mis miradas y sollozaban en los rincones. Felizmente, ya pasó la crisis. Ahora saben que me siento cómodo nadando en seco. De vez en cuando hundo mis manos en las lozas de mármol y les entrego un pececillo que atrapo en las profundidades submarinas.

Charles Baudelaire









POEMAS EN PROSA






La hermosa Dorotea



Agobia el Sol a la ciudad con su luz recta y terrible; la arena resplandece y el mar espejea. Cobardemente se rinde el mundo estupefacto y duerme la siesta, siesta que es una especie de muerte sabrosa en que el dormido, despierto a medias, saborea los placeres de su aniquilamiento. Sin embargo, Dorotea, fuerte y altiva como el Sol, avanza por la calle desierta, único ser vivo a esta hora bajo el inmenso azul, y forma en la luz una mancha brillante y negra. Avanza, balanceando muellemente el torso tan fino sobre las caderas tan anchas. Su vestido de seda ajustado, de tono claro y rosa, contrasta vivamente con las tinieblas de su piel, moldeando con exactitud su tallo largo, su espalda hundida y su pecho puntiagudo. La sombrilla roja, tamizando la luz, proyecta en su rostro sombrío el afeite ensangrentado de sus reflejos. El peso de su enorme cabellera casi azul echa atrás su cabeza delicada y le da aire de triunfo y de pereza. Pesados pendientes gorjean secretos en sus orejas lindas. De tiempo en tiempo, la brisa del mar levanta un extremo de su falda flotante y deja ver la pierna luciente y soberbia; y su pie, semejante a los pies de las diosas de mármol que Europa encierra en sus museos, imprime fielmente su forma en la arena menuda. Porque Dorotea es tan prodigiosamente coqueta, que el gusto de verse admirada vence en ella al orgullo de la libertad, y aunque es libre, anda sin zapatos. Avanza así, armoniosamente, dichosa de vivir, sonriente, con blanca sonrisa, como si viese a lo lejos, en el espacio, un espejo que reflejara su porte y su hermosura. A la hora en que los mismos perros gimen de dolor al sol que los muerde, ¿qué poderoso motivo hace andar así a la perezosa Dorotea, hermosa y fría como el bronce? ¿Por qué dejó la estrecha cabaña, tan coquetamente dispuesta con flores y esterillas, que a tan poca costa le forman tocador perfecto; donde halla tanto placer en estarse peinando, en fumar, en que le den aire o en mirarse en el espejo de sus anchos abanicos de plumas, mientras el mar, que azota la playa a cien pasos de allí, da a sus divagaciones indecisas un poderoso y monótono acompañamiento, y la marmita de hierro, en que está puesto a cocer un guisado de cangrejos con arroz y azafrán, le envía, desde el fondo del patio, sus perfumes excitantes? Quizá tiene cita con algún ofícialillo que en playas lejanas oyó a sus compañeros hablar de la famosa Dorotea. Infaliblemente, la sencilla criatura le pedirá que le describa el baile de la Opera, y le preguntará si se puede ir descalza, como a la danza del domingo, en que hasta las viejas cafrinas se ponen borrachas y furiosas de gozo, y también si las bellas señoras de París son todas más guapas que ella. A Dorotea todos la admiran y la halagan, y sería perfectamente feliz si no tuviese que amontonar piastra sobre piastra para el rescate de su hermanita, que tendrá once años, y ya está madura y es tan hermosa. ¡ Lo conseguirá sin duda la buena Dorotea! El amo de la niña es tan avaro!

Marqués de Sade









EL PRECEPTOR FILÓSOFO






De todas las ciencias que se inculcan a un niño cuando se trabaja en su educación, los misterios del cristianismo, aun siendo sin duda una de las materias más sublimes de esta educación, no son, sin embargo, las que se introducen con mayor facilidad en su joven espíritu. Persuadir, por ejemplo, a un muchacho de catorce o quince años de que Dios padre y Dios hijo no son sino uno, que el hijo es consustancial a su padre y que el padre lo es al hijo, etc., todo esto, por necesario que sea no obstante para la felicidad de la vida es más difícil de hacer comprender que el álgebra y cuando se quiere tener éxito, uno se ve obligado a emplear ciertas equivalencias físicas, ciertas explicaciones materiales que, por desproporcionadas que sean, facilitan, sin embargo, a un muchacho la comprensión de la misteriosa materia. Nadie estaba tan plenamente convencido de este método como el padre Du Parquet, preceptor del condesito de Nerceuil, que tenía unos quince años de edad y el rostro más hermoso que fuera posible contemplar. - Padre -decía día tras día el joven conde a su preceptor-, de verdad que la consustancialidad está por encima de mis fuerzas, me es absolutamente imposible concebir que dos personas puedan convertirse en una sola: aclaradme ese misterio, os lo suplico, o ponedlo al menos a mi alcance. El virtuoso eclesiástico, deseoso de tener éxito en su educación, contento de poder facilitar a su discípulo todo aquello que un día pudiera hacer de él un hombre de provecho, ideó un procedimiento bastante satisfactorio para allanar las dificultades que hacían cavilar al conde, y este procedimiento, tomado de la naturaleza necesariamente, tenía que resultar bien. Hizo venir a su casa a una jovencita de trece a catorce años y tras asesorarla convenientemente la unió a su joven discípulo. Y bien -le pregunta, amigo mío, ¿entendéis ahora el misterio de la consubstancialidad? ¿Comprendéis ya con menos dificultad que es posible que dos personas se conviertan en una sola? -Oh, Dios mío, claro que sí, padre -responde el encantador energúmeno-; ahora lo entiendo todo con una facilidad sorprendente. No me extraña que ese misterio constituya, según se dice, toda la alegría de los seres celestiales, pues es agradabilísimo divertirse haciendo de dos uno solo. Algunos días más tarde el joven conde rogó a su preceptor que le diera otra lección, pues pretendía que había aún algo en el misterio que no comprendía bien y que no podría explicarse más que celebrándolo una vez más en la forma en que ya lo había hecho. El complaciente clérigo, a quien esta escena divertía probablemente tanto como a su alumno, hace volver a la muchachita y la lección vuelve a empezar, pero esta vez el clérigo, singularmente emocionado por el delicioso panorama que ofrecía a sus ojos el guapo muchacho de Nerceuil consubstanciándose con su compañera, no pudo resistirse a intervenir en la explicación de la parábola evangélica y las bellezas que con ese motivo recorren sus manos acaban por inflamarle totalmente. Me parece que esto va demasiado de prisa -exclama Du Parquet, agarrando al condesito por la cintura-,excesiva elasticidad en los movimientos, por lo que resulta que no siendo tan íntima la conjunción no refleja adecuadamente la imagen del misterio que hay que demostrar aquí... Si nos ponemos, exacto de esta forma -prosigue el pícaro, obsequiando a su joven discípulo con lo mismo que éste ofrece a la muchacha. ¡Ah! Dios mío, ¡que me hacéis daño, padre! -exclama el muchacho-. Y además esta ceremonia me parece inútil. ¿Qué otra cosa me enseña sobre el misterio? -¡Oh diablos! -contesta el eclesiástico, balbuceando de placer-. ¿Pero no ves, amigo mío, que te lo enseño todo de una vez? Esto es la Trinidad, hijo mío… Hoy te estoy explicando la Trinidad, cinco o seis lecciones más y serás doctor de la Sorbona.