13 de noviembre de 2011

Joao Cabral de Melo Neto

















Homenaje renovado a Marianne Moore


Cruzando desiertos de frío
que la poca poesía no osa,
llegó al extremo de la poesía
quien caminó, en el verso, en prosa.
Y entonces mostró, sin sermones,
con la razón de su obra escasa,
que la poesía no es de dentro,
que es de fuera, como una casa:
que aunque se la viva por dentro,
se ha de construir, y que es cosa
que quien la hace la hace para hacerse
-muleta de la pierna coja. 



Dudas apócrifas de Marianne Moore


Siempre he evitado hablar de mí,
hablarme. Quise hablar de cosas.
¿Pero en la selección de estas cosas
no habrá un hablar de mí?

¿No habrá en ese pudor
de hablarme en una confesión,
una indirecta confesión
al contrario, y siempre impudor?

La cosa de que hablar
¿hasta dónde es pura e impura?
¿O siempre se impone, incluso impura-
mente, a quien de ella quiera hablar?

¿Cómo saberlo, si hay tanta cosa
de que hablar y no hablar?
¿Y si el evitarla, el no hablar,
es un modo de hablar de la cosa?

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