Luis Jimenez Hernandez
(Ver entradas anteriores)
CUANDO ALLÁ EN LOS ÁNGELES TIEMBLA LA TIERRA
María, a las doce, se desnuda y sueña con una casa grande, se pierde en la palabra. Come por los poros. Se toca entre las piernas con las yemas de los dedos y en silencio. Sueña metros y metros de cemento y ladrillo. A las doce y cinco, regresa al ordenador, olvida esa suerte de tanto material y cae. Cae desde y hacia el suelo, con el pecho congestionado del polvo y las cicatrices que se abren en la calle. Huele su piel y apaga la nostalgia.
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