31 de enero de 2009

Giorgio Caproni














Giorgio Caproni nació en Livorno en 1912.  Entre sus libros más importantes figuran: Come un'allegoria (1936), Cronistoria (1943), Il passaggio d'Enea (1956), Il seme del piangere (1959), Il muro della terra (1975), Il Conte di Kevenhuller (1986), etc.

Traducción: Pedro Marqués de Armas




CLARO



Dónde nos extraviamos...
Nos separamos...

No
es una indicación.

No
es una interrogación.

Una exclamación,
acaso.

(O un desfallecimiento.)

Un viento
quebradizo socava la frente
ya desmontada.
¿Es miedo?

El bosque se ha transformado
en un claro espantoso.





ATQUE IN PERPETUUM, FRATER...




Cuánto invierno, cuánta
nieve he atravesado, Pedro,
para venir a verte.

¿Y qué me esperaba?

El hielo
de tu muerte, y toda,
toda esa nieve blanca
de febrero -la negrura
de tu fosa.

También yo
dije las palabras
de turno.

Pero sólo,
Pedro, para decirte adiós,
adiós para siempre, yo
que en tí tenía al único y verdadero
amigo, hermano.






TODO



Lo han quemado todo.
La iglesia. La escuela.
El ayuntamiento.

Todo.

También la hierba.

Incluso,
junto al cementerio, el humo
de la chimenea, el horno.

Indemne,
la arena amanece sola
y el agua: que hace temblar
mi voz y refleja
la desolación de un grito
sin origen.

La gente
no sabes ya dónde está.

Quemada también la taberna,
el autocar.

Todo.

No queda ni siquiera el luto,
ni el gris, para esperar la sola
(inexistente) palabra.






A MI HIJO ATTILIO MAURO
QUE TIENE EL NOMBRE DE MI PADRE



Llévame contigo lejos
…lejos
a tu futuro.

Sé mi padre, y llévame de la mano
donde raudo es y seguro
tu traza de Irlanda
-el arpa de tu perfil
rubio, y ya más alto que el mío
que se inclina hacia la hierba.

Y guarda
de mí este recuerdo vano
que escribo mientras la mano
me tiembla.

Y rema
conmigo en los ojos a lo largo
de tu futuro, mientras oigo
(no odio) el sordo
batir del tambor
que redobla -como mi corazón: en nombre
de nada- la Consagración.






Versos encontrados en Silvana..


(inf. XXIV, 91, 92, 93)



La mona capuchina,
la huesped de media jornada
ha partido. Se ha marchado
a su oscuro destino. Ella, la exiliada,
tan sola como mi alma. Como
la vuestra un día cualquiera, quizá
más desnuda que ella
y espantada.





CELEBRACION



Los muertos por la libertad.
Quién lo iba a decir.

Los muertos.


Por la libertad.

Están todos sepultos.

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