Jules Laforgue
Lamento del pobre muchacho
Sobre la canción popular:
Cuando el buen hombre volvió del bosque.
Cuando el muchacho volvió a su casa,
cuando el muchacho volvió a su casa,
con las dos manos se tomó el cráneo,
¡ese gran pozo de ciencia!
Cráneo,
rico cráneo,
¿Oyes tú la Locura planeando?
Y quien llama a la puerta,
hace ding-dong, hace ding-dong,
y quien llama a la puerta,
¡hace ding-dong, hace toc-toc!
Cuando el muchacho volvió a su casa,
cuando el muchacho volvió a su casa,
escuchaba las tristes notas
¡de un piano que en la noche lloraba!
Notas,
viejas notas;
¡vengan, niños, los llamamos!
El marido ha cerrado su casa,
suena ding-dong, suena ding-dong,
el marido ha cerrado su casa,
¡suena ding-dong, suena toc-toc!
Cuando el muchacho volvió a su casa,
cuando el muchacho volvió a su casa,
entendió que su hermosa alma
¡en su vacío sin fin se alteraba!
¡Alma,
mi bella alma,
su óleo es muy sucio para tu llama!
Luego, ¡todo es noche! Entonces, ¿qué es
bueno?
Suena ding-dong, suena ding-dong
¡Todo, todo es noche! Entonces, ¿qué es
bueno?
¡Suena ding-dong, suena toc-toc!
Cuando el muchacho volvió a su casa,
cuando el muchacho volvió a su casa,
vio que su esposa encantadora
¡había abandonado el hogar!
¡Señora,
Nuestra Señora,
Yo no te hubiera hecho un reproche!
Pero debiste dejar el carbón,
suena ding-dong, suena toc-toc,
debiste dejar carbón,
suena ding-dong, suena toc-toc.
Entonces el joven en tal vacío,
entonces el joven en tal vacío,
descolgó un cuchillo
que alguien le regaló.
¡Cuchillo,
fino cuchillo,
sé tú más firme que la mujer!
Y tú, Dios mío, ¡perdón!, ¡perdón!
¡Suena ding-dong, suena ding-dong!
Y tú, Dios mío, ¡perdón!, ¡perdón!
¡Suena ding-dong, suena toc-toc!
Cuando vino el sepulturero,
cuando vino el sepulturero,
vio que era un alma hermosa
como no había ninguna otra.
¡Alma,
duerme, bella alma!
Los muertos se sienten bien,
suena ding-dong, suena ding-dong,
los muertos se sienten bien,
¡suena ding-dong, suena toc-toc!
Trad. Andrés Echevarría
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