23 de abril de 2013

Antonio Armenteros



















Toda aquella noche en que nos agotamos discutiendo sobre la posibilidad

de la existencia de la mujer-pájaro. Hibernia –dijiste— desde la prisión,

el sueño reiterativo del olor de ciertos hombres: “Déjame recorrer axilas,

encontrar ese sonido inflamable en la pelambre, déjame”.

De noche la mano sin querer abandonar el sitio.

Hablamos de la Hidra, de Hibernia hasta el amanecer. La ciudad en su

ineptitud predecible nos recordaba a cierta isla de Lípari. O sea, aprendimos

a ver en otros archipiélagos la posible existencia de la mujer-pájaro. Hibernia

--dijiste--  desgajada de un remoto sueño correctivo: “Déjame recorrer axilas,

hallar ese sonido desacorde entre el pelaje, déjame”.

Toda la noche la mano sin querer desobedecía algunas leyes.

Déjame –dijiste--  uniendo sin saber las islas.






 LEYENDA


A la cuarta noche –mientras esperábamos el regreso—

alguien decidió de mal humor que ya no era necesario.

Tratando de no hacer ruido doy vueltas y vueltas

                                                                       sobre mí mismo,

sin importarme el dolor o el deseo que habían roto.


Ahora intento recordar esos extraños éxtasis,

lo insólito ofrecido en su incompleto cuerpo.

En algún espacio del laberinto indago por el fracaso de aquella noche.

Alguien decidió que no era vital aguardar más. Alguien…

En algún sitio del laberinto de mi cerebro

                                                 --estoy convencido—

a la cuarta noche, se acuna en los recuerdos:

“Puede que ella, a su modo no ortodoxo,

también me vea como un hombre normal”.







TOUR DE FORCE EN ATOCHA


La escalera se abre a innumeras posibilidades,

por eso: somos otros ante cada espejo de la mansión,

flanqueada / blanqueada por esos mármoles,

por estas puertas, entre esas fuentes y los muros breves…


Las escaleras blancas nos miran sin Consuelo,

se empinan para situarnos en otra cosmología.






2 comentarios:

José Valle Valdés dijo...

Me resultan de buen gusto, amigo.

Abrazo

D.L. dijo...

Gracias. De eso se trata.
Saludos.