30 de mayo de 2013

Caridad Atencio


















Vivo en un sueño que ya no existe y ha dejado su espacio abierto como un óleo. La cabeza desentona con sus figuraciones imposibles. La mano golpea el pecho invisiblemente. Una partida dispongo con mi sangre. Empujo los contornos vacíos. Nada existe y me muevo despiadada e inútil. Inconsciente, decidir el fracaso. Conservar el fracaso mediante el cambio.


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Cada uno de nosotros proyectaba la imagen del país en límites pendientes. Un extremo nos marca. La ignorancia también nos hunde la imaginación. A dónde vamos, sosteniendo ridículamente el rastro de una punta. La magnitud raída ascenderá. Cómo adentrar el diente en la otra carne cuando aprietas tus labios con horror.


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El pie sobre el borde de la bañadera permite reflejar la perfección del cuerpo en el espejo. La paz que no se muestra rozándole su aroma. De la efusión de un gesto cuando oculta. “No todos los caballos llegan”. Los barrotes se extienden hacia abajo para ascender en el cuerpo ceñido de otra cárcel.



2 comentarios:

José Valle Valdés dijo...

Muchas gracias por compatírnoslo.

Abrazos

D.L. dijo...

Querido lector, como le dije en el otro blog, me alegra que nos lea. Un placer.
Saludos.