8 de septiembre de 2013

Hugo Ball





















 





Polichinela de mis noches





I



El sueño, nuestro sueño, se ha apagado.

El ojo de Dios con los párpados velados de seda roja se estremece.

Las persecuciones de los mandarines ya no nos asustan.

El asno y el cordero habitan a nuestros pies en la cama

Y hablan a su gusto como en Navidad en Belén.

El conde de Agaz cabalga una tela de pizarra (¡oh Greco!)

El ala de un ángel pende rosaroja de una nube.

Tú te presentas con un tupé de gallo verde en los cabarets.

Tu frente de niño es dócil ante mí.

Eres una pequeña tela de púrpura.

Una aureola de jóvenes leones rodea Tu cabeza.

Tus labios son la ruedas dentadas de la vida.

Las sombras de la misa roja comen en Tu mano.

Bubu de Montparnasse y Jesús de Nazareth

Ven con asombro las banderas de Tu fervor.






[Estrofas tachadas]



II


Tensa de roja sangre es la escena de la pieza, en la que Tú Te encuentras.

Tú Te santificas con 7 misas cotidianas.

Una arpista de la talla de Juan Sebastián Bach es Tu opuesta.

Sobre un poney pintado

Tú estás echada, chinoiserie de barro, amarilla, tibia y somnolienta.

5 criaditas pizpiretas son tus compañeras de juego.

El hocico negro de un gato se aplica en las manipulaciones vocales.

La semilla de muerte cayendo de los cielos de marionetas Te cubre.

Un trazo rojo divide tu rostro.

Atraviesa oblicuamente tu boca delicada.




III



La condescendencia de los parabrisas azules Te abanica con un soplo consolador

En las disonancias de la bestialidad.

Hombres con senos azulvioleta bailan el cancán.

Demonios con cabeza de caballo Te visitan.

Tus muslos están tatuados con un áncora azul.

¡Oh Polichinela de mis noches! ¡Pájaro delicado, cantando dulcemente en el sueño!

Estamos condenados a dormir 6000 años en el verdegay.

Una ola de sangre chorrea en el estómago. El torrente

de Tu boca aumenta, suena.

Las tejas amarillas de Tu tupé son mi patria.

Y sin embargo no he hecho más que reventar orfeones a golpe de palmaditas.

Que desacreditar a nuestros honestos amigos.

Tú eres un vestido de seda azuloscuro, adornado con letras de oro.

Tú eres la nave de mi muerte, hecha de bambúes, de papel y seda.





Como la luna que transita

Por la gran sala vamos,

Pues es en esta casa donde habita

Completamente florido el adolescente.

Sus flores son azules, blancas y negras,

A la ventana sentado

Contempla y su mano de marfíl

Acaricia los espíritus.

Tú eres bella y yo soy prudente

Hasta la madrugada.

Y dulcemente sonríen tus dientes

En el mar de las penas.

En la frente un corazón que no arde

Rosaroja se difumina.

De todas tus penas, bella niña,

Veo brillar las huellas.

De todos tus amores el fardo,

Un claro éxtasis.

De tus heridas todos los males,

Un sereno encantamiento.

Vayamos los dos y atravesemos,

retozones, todas las noches,

Llorando, brillando al unísono,

En todas las magias.





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feïf dirri

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Traducción: Jorge Segovia y Violeta Beck






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