14 de febrero de 2014

Raúl González Tuñón



















El poeta murió al amanecer


Sin un céntimo, solo, tal como vino al mundo,
murió al fin en la plaza frente a la inquieta feria.
Velaron el cadáver del dulce vagabundo
dos musas: la esperanza y la miseria.
Fue un poeta completo de su vida y su obra,
escribió versos casi celestes, casi mágicos,
de invención verdadera
y como hombre de su tiempo que era
también ardientes cantos y poemas civiles
de esquinas y banderas.

Algunos, los más viejos, lo negaron de entrada.
Algunos, los más jóvenes, lo negaron después.
Hoy irán a su entierro cuatro buenos amigos,
los parroquianos del Café,
los artistas del circo ambulante,
unos cuantos obreros,
un antiguo editor,
una hermosa mujer
y mañana, mañana,
florecerá la tierra que caiga sobre él.

Deja muy pocas cosas, libros, un Heine, un Whitman,
un Quevedo, un Darío, un Rimbaud, un Baudelaire,
un Schiller, un Bertrand, un Becquer, un Machado,
versos de un ser querido que se fue antes que él,
muchas cuentas impagas, un mapa, una veleta
y una antigua fragata dentro de una botella.
Los que le vieron dicen que murió como un niño.
Para él fue la muerte como el último asombro:
tenía una estrella muerta sobre el pecho vencido,
y un pájaro en el hombro.





13 de febrero de 2014

Caridad Atencio






















Traerás
un hijo al mundo.
Cohibirte
de ello
no
cambiará
tu azaroso
 destino,
sino
que arrojará
más sombra
sobre ti.
Te hará
casa vacía
atenta al fuego
que la destruyera.
Aunque
tu figura
corriera
por el horizonte
tu imagen
se desangra
temerosa
hasta ser temida.
Con mi aliento
de criatura maldita
y la vigilia congelada
voy con madre
al lugar de “tejido”.




9 de febrero de 2014

Juan Luis Ortiz


















 
NO , NO ES POSIBLE


No, no es posible
hermanos nuestros tiritan aquí, cerca, bajo la lluvia.

¡Fuera la delicia del fuego, con Proust entre las manos,
y el paisaje alejado como una melodía
bajo la lluvizna
en el atardecer perdido del campo!

Fuera, fuera, Brahms flotando sobre los campos!

No, la muerte mágica de la música,
ni la turbadora sutileza,
mientras bajo la lluvia
hombres sin techo y sin pan
parados en los campos,
vacilan al entrar a la noche mojada!







7 de febrero de 2014

José Miguel Ullán

















 
El fondo inabarcable, angustioso. El imán en su ser preciso; despojo, párpado frío: “Hoy mi reino es aquella tierra de nadie”.

Como las estaciones, los órdenes pintados. El hilo y su ramaje, al fin. Poco después de la revelación de invierno y en lo figurable: lo cristalino.

Orden, también, poético:

“La vida se escribe con la savia de los árboles”.

“La muerte se lee en su hojas amarillentas”.



Y hay otro orden sin morada, moral, no escrito, sólo cantable,

Que no es cosa de muerte o vida:



Pintan varios en ti, pero el dolor es uno.

La relativa quietud, el destino, la percepción: El ramaje (Gevurah), contemplando como semilla (Malkut).



Hasta dar con la cantidad estricta, apagada, para alabar la violenta huella de un pensamiento para siempre ido:

quedarse,

sin hojarasca de esperanza alguna:



“Quisiera pintar algo que venga de las cosas, igual que viene el vino de las uvas”.



El pensamiento vegetal regresa, se hace ejercicio, línea comunicante.

¿Con qué? ¿Con quién? Con la savia. Con la memoria de raíz.






xxx



Entre pliegues de olvido,

algo.



Entre blancos renglones

torcidos,

algo.





Ni isla.

Ni palabra.

Ni cabeza.



Algo

(afable embrión, dudosa pertenencia),

algo.


5 de febrero de 2014

Emilio Adolfo Westphalen















Mundo mágico
 

Tengo que darles una noticia negra y definitiva
Todos ustedes se están muriendo
Los muertos la muerte de ojos blancos las muchachas de ojos rojos
Volviéndose jóvenes las muchachas las madres todos mis amorcitos
Yo escribía

Dije amorcitos
Digo que escribía una carta
Una carta una carta infame
Pero dije amorcitos
Estoy escribiendo una carta
Otra será escrita mañana
Mañana estarán ustedes muertos
La carta intacta la carta infame también está muerta
Escribo siempre y no olvidaré tus ojos rojos
Tus ojos inmóviles tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Cuando fui a verte tenía un lápiz y escribí sobre tu puerta
Esta es la casa de las mujeres que se están muriendo
Las mujeres de ojos inmóviles las muchachas de ojos rojos
Mi lápiz era enano y escribía lo que yo quería
Mi lápiz enano mi querido lápiz de ojos blancos
Pero una vez lo llamé el peor lápiz que nunca tuve
No oyó lo que dije no se enteró
Sólo tenía ojos blancos

Luego besé sus ojos blancos y él se convirtió en ella
Y la desposé por sus ojos blancos y tuvimos muchos hijos
Mis hijos o sus hijos
Cada uno tiene un periódico para leer
Los periódicos de la muerte que están muertos
Sólo que ellos no saben leer
No tienen ojos ni rojos ni inmóviles ni blancos
Siempre estoy escribiendo y digo que todos ustedes se están muriendo
Pero ella es el desasosiego y no tiene ojos rojos
Ojos rojos ojos inmóviles
Bah no la quiero