1 de septiembre de 2007

Caridad Atencio















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El vientre que gotea como un ojo se escuda en un abismo.
Ya volverán por mí, me falta una obsesión.
Rozaba los objetos del insomnio,
el gesto zigzagueante en la antesala.

Sé que le presto sangre al lado muerto.

Clavada en mi señal yo recupero el mundo,

sobredivido la permanencia íntima.


El estupor refleja el fondo de la noche,

La crueldad con que una nube tapa la luna.

*

Con una cuchilla raspan tu identidad. La idea se mueve como hierro desaceitado. Descubres una voz a tu nombre, ‘en medio del más delicado baño de sangre’ un secreto dentro de un secreto. Ahora soy un peso, un árbol trasplantado. De un golpe acaricio mi cráneo. Del espíritu las puertas de metal cerraron bruscamente, tragando vibración, cada segundo.

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