13 de diciembre de 2007

Anaïs Nin


Neuilly, Francia, 21 de febrero de 1903 - Los Ángeles, 14 de enero de 1977) fue una escritora franco-estadounidense de ascendencia española y danesa.Es especialmente conocida por sus Diarios, que abarcan un período de cuatro décadas y que empezó a escribir con doce años, en los que recoge su amor por Henry Miller y la mujer de este, June, su matrimonio con Hugo Guiller, etc. No obstante, no sería hasta la publicación póstuma de Incesto: diario amoroso, en que se hiciese público lo más íntimo de sus relaciones sexuales, hasta ese momento omitido en sus obras autobiográficas. Fue amiga y amante de muchas figuras literarias importantes, como Henry Miller, Antonin Artaud, Edmund Wilson, Gore Vidal, James Agee y Lawrence Durrell.






"Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo. Libre o no libre, casado o soltero, heterosexual u homosexual, son aspectos que varían de cada persona. Hay quienes son más expansivos, capaces de varios amores. No creo que exista una única respuesta para todo el mundo...Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres una mujer desesperada y perpleja que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario,disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación y presenta al mundo sólo una sonrisa,ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés".





En la década de los 40, Anaïs Nin y Henry Miller sobrevivieron un tiempo escribiendo cuentos eróticos para un hombre que les pagaba por página. Este cliente que se hacía llamar El Coleccionista, permaneció siempre anónimo, llenando de indignada curiosidad a los dos grandes autores que prestaron su talento y su pluma para satisfacer sus caprichos. Este coleccionista de pornografía no apreciaba el estilo y en repetidas ocasiones les exigió que se “saltaran la poesía” y se concentraran en el sexo, porque lo demás no le interesaba. Anais Nin le escribió una carta en la que define magistralmente la esencia del erotismo.



“Querido Coleccionista: Le odiamos. El sexo pierde todo su poder y su magia cuando es explícito, rutinario, exagerado, cuando es una obsesión mecánica. Se convierte en un fastidio. Ud. nos ha enseñado más que nadie sobre el error de no mezclar sexo con emociones, apetitos, deseos, lujuria, fantasías, caprichos, vínculos personales, relaciones profundas que cambian su color, sabor, ritmo, intensidad.
No sabe lo que se pierde por su observación microscópica de la actividad sexual, excluyendo los aspectos que son el combustible que la enciende: intelectuales, imaginativos, románticos, emocionales. Esto es lo que le da al sexo su sorprendente textura, sus transformaciones sutiles, sus elementos afrodisíacos. Usted reduce su mundo de sensaciones, lo marchita, lo mata de hambre, lo desangra.
Si nutriera su vida sexual con toda la excitación y aventura que el amor inyecta a la sexualidad, sería el hombre más potente del mundo. La fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión. Usted está viendo extinguirse su llamita asfixiada. La monotonía es fatal para el sexo. Sin sentimientos, inventiva, disposición, no hay sorpresas en la cama: El sexo debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, velos, envidias, todos los componentes del miedo, viajes al extranjero, nuevos rostros, novelas, historia, sueños, fantasías, música, danza, opio, vino.
¿Sabe cuánto pierde por tener ese periscopio en la punta de su sexo, cuando podría gozar un harén de maravillas distintas y novedosas? No hay dos cabellos iguales, pero usted no nos permite perder palabras en la descripción del cabello; tampoco dos olores, pero si nos expandimos en esto, usted chilla : ¡Sáltense la poesía! No hay dos pieles con la misma textura y jamás la luz, temperatura o sombras son las mismas, nunca los mismos gestos, pues un amante, cuando está excitado por el amor verdadero, puede recorrer la gama de siglos de ciencia amorosa. ¡Qué variedad, qué cambios de edad, qué variaciones en la madurez y la inocencia, perversión y arte...!
Nos hemos sentado durante horas preguntándonos cómo es usted.
Si ha negado a sus sentidos seda, luz, color, olor, carácter, temperamento, debe estar ahora completamente marchito. Hay tantos sentidos menores fluyendo como afluentes al río del sexo, nutriéndola. Sólo la pulsación unánime del sexo y el corazón juntos pueden crear éxtasis.”






La primera publicación no censurada de sus anotaciones íntimas se llamó "Henry Miller, su mujer y yo", (que se adjunta... las ediciones posteriores llevan por título sólo Henry and June) y abarca el período comprendido entre 1932 y 1934. Es el texto que fue llevado al cine por Phillip Kaufmann con el nombre de "Henry and June", con María de Medeiros en el rol de Anaïs y Uma Thurman en el rol de June. La trama incluye detalles de las relaciones íntimas en que se vieron envueltos Anaïs, Henry y su mujer, June. Pero un valioso documento literario del clima generado por esta relación triangular hay que buscarlo en los relatos eróticos de la escritora, que se publicarían muchos años más tarde, bajo el nombre de "Delta de Venus" y "Pájaros de fuego".

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