19 de diciembre de 2008

Caridad Atencio








Poemas



Como una especie de terror en el tamiz que soy para absorber el mundo. No descanses, entrega tu laboriosidad. Pisa la alfombra del sentimiento desde el silencio más solemne hasta toda el alma pisotear. Si estoy labrada en un encaje, si la fidelidad es el escudo que hace estallar mi pecho… lo que existe es la luz que agranda la ceguera, lo que existe es la luz que la ceguera legitima.



Abierta como un árbol qué bendición espero. Si le vendo a mi alma su verdad. Si el hierro que sostiene mi espalda se encajará en mi vientre ¿No tiene nombre mi desprendimiento? Y las sombras que saca de mi mano. Y las sombras que salen de su mano. Floto sobre mi cintura, gastada por un sentimiento.



Con amarguras y con puertas cerradas tejeré un cordón. Iba a salir de mí como embestida. ¿Gira de un punto ciego el instinto de fuga o la ansiedad de defenderse? Espasmos de crueldad sobre las venas dejan ver un tramo del camino. Sondear el sacrificio hasta verlo como un desprendimiento. Luego, cual fin monstruoso, sale carne en la hendidura.

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