3 de junio de 2011

Jerome Rothenberg























castor, víbora, mapache, y otras historias


1
El niño encontró un mapache entre los matorrales y lo trajo a su casa. Sus padres estaban encantados. Lo dejaron quedarse en el cuarto de la despensa y pusieron una almohada para que ahí durmiera. Al final de la primera semana se convirtió en la mascota de todos. Pero en la mitad de la segunda, perdió su apetito y dejó de jugar. En algún momento de la tercera semana, se lo comieron.

2
Él estaba casado con la mujer que custodiaba la medicina animal, así que oficialmente la pusieron al cuidado de él. Era la única sociedad medicinal a la que pertenecía, y se sintió bien por ello, aunque eso significaba que no podría cazar. Dijo que eso no importaba de todos modos, porque detestaba la cacería.

3
Cuando el venado vagaba en su patio, ella fue hacia él y lo mató con un martillo.

4
La primera vez que el castor le habló fue en un sueño. El castor le dijo que deberían ser amigos y él le contestó que estaba bien. La siguiente vez fue cuando estuvo en el oeste. Él estaba mirando castores desde el banco de una corriente, y uno nadó muy cerca de él y lo miró fijamente a los ojos. La tercera vez el castor estuvo esperando a su raptor. Aunque no hablaron, él entendió el mensaje.

5
Él fue a cazar con dos hombres blancos a través de Pennsylvania. Salió recientemente del ejército y era la primera vez que cazaría venado. El más viejo de los hombres tenía que adelantarse al pantano y espantar al venado. Ellos podrían correr a través del hueco y Bud metería un disparo, si fallaba, el tercer hombre esperaría en el cerro. Así que lo dejaron caer en el hueco y él permaneció ahí por algún tiempo. Escuchó sonidos que venían de la maleza, luego una gama salió corriendo, y luego otra, y finalmente un gran gamo con su fuerte cornamenta. Lo avistó muy bien pero cuando debía disparar, el dedo se le congeló y no pudo sacar un disparo hasta que el gamo ya lo había pasado y se había subido al cerro. Un ratito después escuchó otro disparo y el hombre que estaba arriba del cerro lo bajó. Cuando les dijo luego qué había pasado, ellos le dijeron que tenía "fiebre de gamo".

6
Vistieron a los niños con dos viejas pieles de oso y los llamaron "tío". Ninguno estaba seguro de lo que eso significaba, y ya que ellos ya no cazaban osos, ninguno estaba seguro cuántos años más podría seguir la ceremonia.

7
Un día, cuando Dick Johnny John estaba grabando canciones conmigo en el State Park, vió una larga víbora en una mesa cercana. Dick quebró un rama y le rompió la cabeza, luego arrojó el cuerpo en los arbustos. Le pregunté si era de cascabel y dijo que no, era una víbora vaca y era inofensiva. Un niñito que estaba mirando corrió a decirle a su mamá. Lo escuché decir: ¿Por qué ese indio mató a la víbora?

8
El hombre que me invitó a hacer la lectura tenía una gran piel de oso en el piso de su apartamento. Me hinqué a tocar el hocico y alguien me sugirió que debería ponérmela cuando leyera.

No hay comentarios: