Marina Tsvetáieva
Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!...
Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.
Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.
Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.
Muy dentro de mí misma,
oso polar si hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.
No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.
(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
El es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!
Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.
Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.
Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.
Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un serbal...
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.
Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.
Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.
Muy dentro de mí misma,
oso polar si hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.
No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.
(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
El es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!
Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.
Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.
Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.
Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un serbal...
Versión de Severo Sarduy
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