2 de junio de 2012

Almelio Calderón Fornaris























DIALÉCTICA

Los que quieran saber la historia
que sepan la historia.
Los que quieran aprender a saltar
que aprendan de saltos.
Los que quieran decir que su corazón
es de arena que lo digan.
Los que quieran decir como Anaximandro
que el hombre nació de un pez
       cuidado con los pescadores -.





BALNEARIOS

La balanza cree en su templo aunque esté despoblada de promesas. Sólo el azar de sus llamas hace de los signos puertas que son atlas hacía la sabiduría. La paciencia se desliza como archipiélago que devora el tiempo.

¿Qué alas hay para otro vuelo, para otra marea?. Las alas quieren alejarse de la finitud del hombre. Escucho como caen los dioses en estos balnearios donde la ola es una hebra más del muro.




LAS GEORGICAS Y OTROS SOPLOS
A Pedro Luis Marqués de Armas


Con vehemencia avanzo por la jungla de un espejo.
No hay rostros.
Edipo no se reconoce.
Toda verdad se dispersa.

El silencio de esta agonía lo borra todo
como un mar oteando la cruz que fue besada
en la letanía de la noche.

He sido la sombra del templo
el bautismo de un cuerpo buscando ese cortejo
como la almendra en la espera de la primer mordida.
La inmortalidad es una memoria oscura.

Conozco un alto manicomio un muro atado ya maduro
entre las dianas de mi alma
la sabiduría de los búhos invade la ciudad
con la sencillez de una mutación
intangibles son estos hombres
que alzan o sueltan el vuelo de la bóveda.
El recuerdo se hunde en la arena como el sol.
A hurtadillas puedo conquistar mi centro.

Iré a Troya para desmentir su sombra.
Sólo la existencia muestra sus laberintos girando en la garganta.

En un baúl yo guardo
el ocaso de los barcos que ya no pasan.
Las rajaduras de los árboles.
Otro Virgilio sin mares.
Otra Eneida sin laderas.
Un fuego que son los dioses.
Fragmentos de mi Roma
y algunas pocas hojas de laurel en la memoria.




LAS MUTACIONES

Como dios de címbalos es el alma.
Como árbol que nos da un fruto es el alma.

La quietud se lanza contra el ojo.
Haz el ojo el límite de las alas.
Haz de las alas un ciclón donde comience
La solemnidad de un niño.

El destino que se deslice entre las líneas de las manos.

Sólo quedará una inocencia entre tantos gladiadores.






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