Rafael Álvarez Rosales
APÓCRIFA
(de Maurice a Durham)
E. M.
Forster
Cuán penoso saber que te apartas de tus antiguas devociones, que tienes otra vulgar amante, que te empeñas en “iniciarla” –como un Teognis moderno- y le hablas al dormir del Caballo y de Ilión, del oîkos y el descenso al Hades, del cabo de Leucas y el poeta de Paros; Electra, Medea, Antígona: historias que no podrá recordar cuando amanezcan sin habla, marchitos, los geranios del asombro y el deseo.
Triste saber que estás lejos de tus queridos, que vives en un cuchitril inmundo donde al techo lo devoran el comején y la lluvia, que todas las tuberías huelen a criaderos y tú y ella adolecen de una enfermedad inmoral.
¡Cómo has envejecido con sólo veinticinco años!
A dónde van, quién asila, nuestras pasadas declaraciones.
[Clive Durham había sido contagiado por la tantas veces referida en las aulas del Cambridge College, ironía trágica.]
3 comentarios:
Buen poema. Felicidades...mil
D.
Gracias queridos.
No todo está perdido entonces.
Lo leí en el blog. Está cogiendo usted la fuerza de los trágicos, que
son todos los escritores
un abrazo
Me gustó
C
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