Unas vodkas con León de Greiff
Por Jaime Sanín Echeverri
Hace poco rodó por la escalera de su casa, perdió el
sentido, lo hospitalizaron en la Clínica de la Caja Nacional de Previsión en su
calidad de pensionado, y esta es la única vez que lo he visto quejarse de
aburrición. Hablé con el médico jefe, doctor Jorge Bernal Tirado, lo examinó
muy a conciencia y ordenó que le dejaran tomar unos aguardientes. No volvió a
quejarse. Años atrás el poeta Eduardo Castillo lo hizo víctima de las más
amistosas presiones para que se inyectara morfina: A mí me basta el aguardiente,
fue la respuesta defensora. Con el mismo argumento se libró de las instancias
de Porfirio Barba Jacob a favor de la marihuana.
¡Y pensar que ahora el Instituto Colombiano de Normas
Técnicas considera que hay que quitarle el nombre al aguardiente porque no
corresponde a las características internacionales! Se ve que no lo han tomado.
Ha sido de veras fiel al alcohol y un ejemplo de oposición a los alucinógenos.
En su mocedad, en la Universidad Libre, “por contagio de Salvador Mesa
Nichols”, se presentó a clase bajo algún efecto alucinógeno con uno de sus
grandes amigos, Roberto Muñoz Ferro: ¿Qué es ese olor tan extraño?-dijo el
profesor. Imposible que no sepa usted distinguir el olor a éter, contestó León
de Greiff, ese extraño antioqueño-vikingo recién llegado con ojos azules y
perenne sonrisa mefistofélica.
Ahora frecuentemente, toma vodka ruso, un aguardiente más.
Tiene de varias marcas. De cuarenta y de cincuenta grados. Lo que escoja su
invitado. En la etiqueta hay un manuscrito del Maestro. ¿Poema inédito? “Regalo
de Matilde Espinosa de Pérez, Julio 14 de 1972”:
—Vienen a verme con frecuencia estos amigos. Tienen la
costumbre de traerme siempre un regalo, no sé por qué muy parecidos el uno al
otro. Claro que el vodka gringo y el inglés son tan buenos como este, pero me
quedo con el ruso.
NI UN VERSO AL AGUARDIENTE
ARCO. Como se dice que el ajenjo le dictaba a Verlaine sus
mejores versos, ¿a usted le conviene el alcohol para escribir los suyos?
L. de G. No soy tan pendejo de perderme unos tragos
escribiendo versos. Los tragos son para gozarlos. Para conversarlos. Para
disfrutar con los amigos. Con las amigas. Los versos los escribo solo. Al
aguardiente le debo cosas mucho mejores que mis versos, pero no le debo un solo
verso. Tampoco creo que Verlaine le deba nada al ajenjo. La cosa no es tan
fácil. Se engañan los que creen que con aguardiente o con marihuana o con
morfina van a conseguir talento. Hay talentos que alcanzan hasta para eso, pero
son contados.
El poeta está sentado en su cama. Desordena las mantas y se
las tiende sobre la pierna derecha. Le duele un poco en las noches frías desde
que se cayó por la escalera. Acaba de llegar del Círculo de Periodistas de
Bogotá. Lo han hecho Presidente del Comité para la liberación de los presos
políticos.
PRESO APOLÍTICO
_ Soy el decano de los presos políticos.
_ ¿Y sí hay presos políticos en Colombia?
_ No sé. Lo importante es que haya comité para libertarlos.
Yo soy el Presidente.
_ ¿A usted le interesa mucho la política?
_ Ni mucho ni poco. Voté la última vez en 1946 por Gabriel
Turbay.
_ Debería haberlo hecho por Ospina Pérez.
_ A Mariano Ospina Pérez tuve el honor de derrotarlo en las
urnas estudiantiles. Lo llamo mop. ¿Sabe usted que quiere decir mop en inglés?
_ Cuénteme cómo derrotó en las urnas a MOP.
_ En la Universidad de Antioquia estábamos eligiendo
representante al congreso estudiantil de Caracas. Mop tenía armado su
electorado desde la Escuela de Minas. Hice la campaña en el Liceo Antioqueño y
saqué a Carlos Uribe Echeverri.
_ ¿De modo que su candidato fue Carlos Uribe Echeverri?
_Era mejor de estudiante que de candidato a la Presidencia
de la República en el teatro Consota. No era escritor ni orador, pero sí un
excelente estudiante.
ARCO. ¿Y ya escribía usted versos en esos años del Liceo
Antioqueño?
NI CATÓLICO NI ANTICATÓLICO
L. de G. El profesor Camilo Botero Guerra era un vicerrector
inflexible. Hice una parodia de Valencia que comenzaba “Camilón el tiranita
sucesor del indio guasca”. Hace poco volví a la Universidad de Antioquia y me
mostraron mi matrícula. Dice:
De Greiff Haeusler León… Nacido en Medellín, 22 de julio de
1895. Religión: No católico.
_ ¿Y eso?
_ Me preguntaron mi religión y dije que era librepensador.
Me dijeron que eso no era religión. Traté de explicarles y resolvieron
rebautizarme así.
_ ¿Pero usted es bautizado?
_ Me bautizaron en la Veracruz, de Medellín. Cuando mi papá
dijo que mi nombre era León, el Cura le observó que era el nombre de un animal.
Don Luís de Greiff le repuso: El animal es usted ¿No sabe que el Papa de
ustedes los católicos es León XIII?
_ ¿De manera que a usted lo bautizaron con ese nombre en
honor de León XIII?
_ No. En honor de León Tolstoi.
_ ¿Su papá era católico?
_ Ni anticatólico. Mi madre tampoco. Por el lado sueco y el
alemán les venía el protestantismo. Con los Obregones y los Rincones predominó
lo católico y todos somos bautizados, pero la familia no se ha distinguido por
religiosa. Yo nací el día de la Magdalena, y hay mucha gente que ha rezado por
mi conversión.
_ ¿De modo que no hay antecedentes religiosos en su familia?
_Y muy notables. Entre mis antepasados está el obispo
protestante de Lund, Canciller de la Universidad de aquella ciudad, Wilhelm
Fase. Entre sus discípulos figura el obispo y gran poeta sueco Isaías Tegner.
Cuando se casaron y vinieron a Colombia los von Greiff-Faxe, Tegner les
escribió el poema “A los viajeros” (“Hill de Resande”).
Boris de Greiff ha operado el excelente equipo de sonido,
muy cerca del lecho donde está sentado el Maestro apurando la segunda vodka. La
mía me la ha colocado en el marco de la cama. Se oye a Schubert, y el hijo del
poeta musita una de las Prosas de Gaspar:
Franz ha estado a mi vera estos últimos días
y me ha dado a gustar el Andate del Octeto.
Recuerdas, oh amigo, en Andate de Octeto?
L.de G. El amigo era Jorge Zalamea
DE LA NOBLEZA SUECA
ARCO. Un poco más sobre sus antepasados…
L. de G. Juan Luís
Bogislaus von Greiff murió luchando contra los católicos en la toma de Praga en
1648 al terminar la guerra de los treinta años con la paz de Westfalia. Pasaron
así de Alemania Oriental, territorio polaco hoy, a Suecia. Un descendiente de
Bogislaus, Carlos Segismundo Fromholt von Greiff era también militar, pero no
andaba muy de acuerdo con los sistemas de la milicia francesa. Por consejo de
Von Essen, embajador de Suecia en Londres, vino a la Colombia de Bolívar en
1825. Fromholt quiere decir piadoso. Es la característica que he heredado. Su
señora desembarcó encinta. La atendió el doctor Próspero Reverend. En Rionegro
de Antioquia nació el primer de Greiff colombiano, pero este no dejó
descendencia en el país. Volvió a Suecia y allá murió. Se llamaba Luís
Guillermo.
ARCO. ¿Y cómo se llamaba esta bisabuela?
L. de G. Luisa Petronella Faxe. La hija del obispo. Hijo de
Bogislaus fue Oscar Hyalmar Odín, casado con Cecilia Obregón, de la misma
familia socorrana que dejó ramas en Antioquia y la Costa, por donde resultó
emparentado con el pintor. De ellos Luís, mi padre, casado con Amalia Haeusler.
_ ¿Qué otros apellidos criollos para no hablar de que nada
tiene de antioqueño?
_ Los Haeusler vienen de Maguncia, pero mi madre era sexta
nieta de la heroína marinilla doña Simona Duque de Alzate, por línea de su
única hija. Era Haeusler Rincón y Velásquez.
_ ¿Por ese lado resulta usted emparentado con el Mariscal,
Gilberto Alzate Avendaño?
_Gran escritor y grande amigo, como su padre el general. Nos
reconocimos siempre como parientes. Gilberto mandó hacer este retrato de
Antonio Valencia.
(Muestra León, junto a la cabecera de su cama, un óleo a
gran tamaño, buenas la expresión desdeñosa y el parecido, los ojos un poco más
azules que los suyos, buen movimiento y predominio, naturalmente, de grises).
PANIDAS E INGENIEROS
_ ¿Y sus primeros versos?
_ Lo primero que
publiqué fue La Balada de los Búhos Estáticos.
ARCO. ¿Ya tenía usted
construido todo ese mundo nocturno en el cual ambula su poesía?
_No se le vaya a ocurrir, Jaime, hacerme reportaje. Ni más
faltaba que yo tuviera que explicarme. Aquí vienen a pretender que les haga
autobiografía y los saco a las patadas. Présteme esos papeles, yo se los rompo.
_¿De dónde sacó, tan joven, esa expresión distinta de lo
existente en Colombia?
L. de G. Era en 1915. “Los panidas éramos trece”. La Balada
apareció en la revista Panida. Empecé mi lucha contra la generación del
centenario. Eso me valió muchos resentimientos. Tuve admiración por un
excelente poeta, Abel Farina, Antonio María Restrepo, hombre de veras versado
en literaturas inglesa y francesa. Me introdujo en Poe y en Baudelaire. Edgar
Poe fue el nombre de su hijo, poeta también, muerto trágica y prematuramente.
ARCO. ¿Y mientras tanto qué estudiaba?
L.de G. Todo iba bien en tercer año de la Escuela de Minas
hasta que un ingeniero, Roberto Luís Restrepo, les faltó al respeto a mis
versos. Yo le falté al respeto a él, con violencia física.
_¿Era usted amigo de los puños?
_De vez en cuando. Los muchachos de la Universidad de
Antioquia peleábamos con los discípulos de los jesuitas, que quedaban al pie.
Algún día no me contenté con pegarles a los ignacianos, sino que la emprendí
contra el Padre Cayetano Sarmiento. Le dije que no era sacerdote sino carlista
y otras lindezas.
_¿Y no sabe, Maestro,
que poner la mano violenta en una persona sagrada trae consigo la excomunión?
_ Estuve excomulgado por el Arzobispo Cayzedo, pero yo lo
excomulgué también. Se le veía más el Cuero que el Cayzedo. Todo por una
publicación en “La Fragua”, que conservaba el espíritu del Indio Uribe.
SE VENGA EL CENTENARIO
ARCO. ¿Y cómo vino a dar a Bogotá?
L.de G. Ya le conté el incidente con un profesor de la
Escuela de Minas. Nos pusimos de acuerdo don Luís de Greiff y yo en que era
mejor no solicitar matrícula, porque no me iban a recibir. De modo que de allá
no salí expulsado, como del Liceo. Le dije que deseaba estudiar Derecho, nos
vinimos juntos para Bogotá y me matriculé en la Universidad Libre de Colombia.
_¿Y por qué no es abogado?
_ Se trataba más bien de conocer a Bogotá.
ARCO. Supongo que la ciudad de Jiménez de Quesada lo
recibiría con palmas.
L. de G. Después de conseguir la fama local que era posible
a un panida en Medellín, años de anonimato en Bogotá. En “Voces de
Barranquilla” publicaron algo que mereció mucha risa de don Luís Eduardo Nieto
Caballero, de don Roberto Liévano, de Miguel Rash Isla y de José Eustasio
Rivera. Estaba con el seudónimo de Leo le Gris. Se les congeló la carcajada
cuando les conté que era
obra del célebre poeta don León de Greiff.
_¿Y quién fue capaz de sacarlo del anonimato?
_Abel Farina ya había escrito sobre mí desde mi
adolescencia, cuando me hice expulsar del Liceo por un incidente con otro
jesuita, el centroamericano Padre Quirós y Palma, excelente compilador de
autores franceses, pero insufrible como catedrático. Le organicé en clase un
murmullo que llamamos cucarrón. Esa vez escribió sobre mi expulsión y más tarde
sobre mi obra. Pero quien primero se atrevió en esta Bogotá a elogiar a dos
poetas jóvenes, a Rafael Maya y a mí, fue Eduardo Castillo.
POEMA INÉDITO
ARCO. En Ritornello, ¿Por qué usted, Maestro, pone entre
comillas el famoso verso inicial “Esta rosa fue testigo”?
_Porque no es mío
_¿De quién es?
_La escribió en el pétalo de una rosa la mujer que estaba
por primera vez conmigo.
_¿Cómo le fue con Tergiversaciones?
_No alcanzó la plata
y hubo que dejar varios poemas. Ahora van apareciendo. Algunos de los que cedí
a ARCO pertenecían al libro. Tuvieron un error en “Otras Tergiversaciones”.
_¿Cómo debe quedar ese soneto?
_Se tragaron una palabra esencial, culto, y ni siquiera
quedó métricamente correcto el verso, ni gramaticalmente con sentido. Vuélvalo
a publicar como se debe (El poeta lee en voz queda y firme).
OTRAS TERGIVERSACIONES
Perfume de tu cuerpo que me embriagara antaño…
Después, por todas partes arrastré mi fastidio:
discurrí por las gélidas estepas del suicidio
y me adormí en las redes del erótico engaño!
Catecúmeno dócil de todo culto extraño…
Ahora, decadente, con el cansancio lidio…
La pereza me atrae con sus ojos de ofidio…
Mi voluntad….!tan solo se agita por mi daño!
Perfume de tu cuerpo que lo cándido integra!
Aroma de tu ingrávida cabellera nocturna.
Y tus ojos ¡En ellos naufragó mi albedrío…
No iluminan tus ojos mi adusta noche negra!
¡Tal vez tope con ellos mi pena taciturna
en algún ilusorio lunario señorío!
LEON DE GREIFF
1917
NO ES CRÍTICO LITERARIO
_Y de otros bardos antioqueños, ¿qué opina usted de la obra
de Ciro Mendía?
_Que se quita años.
_¿Un poco más?
_No soy crítico literario.
_Yo tampoco. ¿Fue
usted buen amigo de don Tomás Carrasquilla, de don Efe Gómez?
_Mucho. De ambos. Don Efe gozó cuando le dije que era el
segundo don Francisco Gómez.
_¿Cuál era el primero?
_¡Cómo es usted de bruto, Jaime!
El primero fue don Francisco Gómez de Quevedo y Villegas.
_¿Qué queda de los Panidas?
_Se murió Fernando González Ochoa. En Medellín queda este
muchacho médico, Eduardo Vasco Gutiérrez. También Félix Mejía Arango, Pepe
Mexía. En Bogotá quedamos Jesús Restrepo Olarte y yo.
_¿Escribe Restrepo Olarte?
_Títulos de la bolsa de Bogotá.
_¿Recuerda al Padre Roberto Jaramillo?
_Lo quise y lo admiré. Su hermano, el Canónigo Bernardo nos
casó, no en nuestra parroquia sino en una capilla de la catedral nueva para
evitar que yo tuviera que confesarme y comulgar.
_Se ve que usted estaba, como siempre en gracia de Dios.
¿Qué falta hace así confesarse? ¿Y de don Baldomero Sanín Cano?
_Una vez le alcé la voz en Popayán. _” A mí no me grite,
jovencito” _ exclamó don Baldomero con una gran entereza. Se rieron los que
estaban ahí, y cuando se dio cuenta de que yo no era tan jovencito, él mismo
tuvo que reírse.
_¿Y López de Mesa?
_¿Cuántas veces tengo que repetirle que no doy reportajes ni
soy crítico literario?
_¿Y el Padre Félix Restrepo?
_Al principio me combatió, tal vez por rojo. Terminamos muy
amigos. Una vez fui a esa cosa de él, la Academia Colombiana, a oír el discurso
de un recipiendario. Así le dijeron a Juan Lozano. El Padre Félix me propuso
que aceptara mi candidatura, pero le dije que yo no era de los que echaban
discursos.
NI ME QUIEREN NI LOS QUIERO
Después de Beethoven cambia solo su disco el aparato y
empieza la voz inconfundible de Jorge Zalamea. Con su entonación recia, que en
vano han tratado de imitar los lectores solemnes, hasta Zalamea de México.
L.de G. Eso no lo tiene nadie en Colombia. Publíquelo en
ARCO.
_Habría que convenir con los herederos los derechos de
autor.
_¿Y a mí por qué nadie me los paga? Aquí hay un diario muy
grande, dicen que muy rico, que jamás me ha pedido colaboración, pero reproduce
mis poemas.
_¿Por qué no les pasa la cuenta?
_Tránqueles al estilo de Neruda.
_ En cobrar tiene mejor estilo.
_¿Por qué no le solicitan colaboración de El Tiempo?
_Nunca los quise, y ellos no me quieren desde la muerte de
Rendón. Querían velarlo en sus oficinas. César Uribe Piedrahita y yo no
dejamos.
_ ¿Qué hay del premio venezolano León de Greiff?
_No me lo he ganado.
_¿Y de la medalla de Calarcá en honor de Zalamea?
_La primera me la dieron. Para mí es muy grato llevarla en
memoria de mi grande amigo.
_¿Aún perdura su encono contra Piedra y Cielo?
_El que escribía de esos juanramonetes murió demasiado
joven.
_ ¿Por fin pagó su impuesto sobre la renta?
_Pero ahora me cobran esto (muestra la liquidación) por
haberme ganado el premio nacional de literatura. No leo bien. Son cuarenta o
ciento cuarenta mil pesos. Ya tengo un buen abogado para que me defienda del
gobierno por el premio que me dio el gobierno.
_¿Y su patrimonio?
_¿Qué es eso?
Boris de Greiff sabe cruzar sus dedos entre la maraña de
arrumes de libros, revistas, dibujos y discos que están sobre la mesa larga,
sobre la mesa de noche, en todas partes menos en los anaqueles. Hay allí
manuscritos y documentos, todos horizontales. Lo vertical parece no agradarle
al Maestro. (En el segundo piso está con mejor orden la biblioteca). Por fin
saca un libro “The poetic style of León de Greiff, por S.C. Moller, 1969. The
George Washington University”.
L.de G. El autor ha hecho la traducción y la publicará el
Banco Popular.
ARCO. ¿Y la edición de las Obras Completas hecha por Aguirre
ya no se consigue?
L.de G. Las obras no completas, editadas por Aguirre, las
está reeditando Miguel Arbeláez Sarmiento en su Editorial Cosmos.
_¿Por qué incompletas?
_ Porque sigo escribiendo. Además saldrá pronto el libro
Nova et vetera con lo que se había quedado inédito por ahí y mi producción de
ahora.
_¿Un libro más?
_ Sí. Además de este van a hacer una edición de lujo de
trescientos ejemplares. Claro que después dicen que yo no cumplo los requisitos
de no sé qué ley y se quedan en impuestos los derechos de autor.
Hablamos un rato más de Jorge Zalamea. A los trece años se
mezclaba en los cenáculos de los literatos:
_Si sigues metido en
este café, Jorgito, se lo voy a decir a tu papá _ le dijo al engreído literato novel el Maestro León.
Jorge le perdonó sus desplantes, lo quiso siempre. En la Habana dio un recital
de poemas de León. En México fue de la más entrañable fraternidad. En Bogotá,
en presencia del aludido dijo Zalamea que era lamentable que el Maestro
Valencia no hubiera leído a Proust…Larga y llena de templada ternura es la
reminiscencia.
_¿Juega usted ajedrez?
_ Le enseñé ajedrez a Otto. Otto le enseñó a Boris. Jugué con Filidor a los escaques, en
escaques soy ducho y en las damas un hacha. A mí me enseñó ajedrez el profesor
ingeniero Rodríguez Moya.
_¿Le enseñó también algo de poesía?
_Cada uno tiene su manera de hacer versos.
_¿En música, que instrumento pulsa?
_El gramófono. El primero que hubo en Medellín con corneta
lo compró mi padre. En mi juventud toqué triple con Iván de Greiff, y canté.
_¿Qué voz es la suya?
_Lea mis versos.
_No sé sueco.
_Aprenda greiffiano que es más difícil.
_¿Qué voz es la suya en últimas?
_”Alto cantor aunque bajo cantante”.
Ahora se oyen, con musiquilla antigua, algunos poemas de de
Greiff. Tiene la suerte de que muchos lo llaman músico ante todo, y pintor ha
habido que haga exposición de sus obras hechas exclusivamente como
interpretaciones de sus poemas: el maestro Augusto Rivera, Guillermo Uribe
Holguín, Olav Roots y Antonio María Valencia, han escrito música para varios de
sus poemas.
_Voy a preguntarle cuándo conoció a otro amigo suyo.
_¿Quién, hombre?
_El mar.
_Léame y no tiene que preguntarme. En el 45 cuando fui a
México conocí el Pacífico en Panamá. Después he conocido muchos mares, en todos
ellos me he bañado.
La conversación se eleva a evocaciones. Muerte del senador
que fue don Luís de Greiff, su padre, en 1944. De doña Amalia, su madre, en
1947. Sus hermanos Leticia y Otto. Al último cumpleaños vinieron los cuatro
hijos, aunque no alcanzaron a estar juntos en la fecha. Astrid, arquitecta,
vive en San Salvador y tiene siete hijos. Boris estudió dos años de ingeniería
y no más, como si en eso quisiera imitar a su padre. Hjalmar, violonchelista de
fama, es jefe de extensión cultural en la Universidad Nacional. Axel,
arquitecto, vive en Suecia y es Presidente del Instituto de amistad
sueco-cubana, como su padre es Presidente de la Sociedad Colombo-Cubana. El
último nieto, el de Boris, se hace presente en brazos de su padre. Rubio, a los
cinco meses mira fijamente a quien le habla, muy de Greiff, con cierta cara
como de obispo. En 1966 muere doña Matilde Bernal de de Greiff, a quien había
hecho su cónyuge en 1927: “Esta mujer es una urna…” está dedicado a Alberto
Bernal Nichols, ilustre médico, hermano de ella.
L.de G. Cuando me preguntó por mi amigo y cuándo lo había
conocido, creí que se trataba de Gustavo Adolfo. El mar no es amigo mío.
ARCO. ¿Sí influyó en usted, como en Juan Ramón, “Gustavo
Adolfo Bequer, celeste abuelo mío?”?
L.de G. Estoy hablando de Gustavo VI Adolfo, rey de los
suecos. Sale sin guardaespaldas. Tiene ya 93 años, y hasta hace poco podíamos
ir por ahí a cualquier cafecito de Estocolmo a tomarnos unos tintos. Hablábamos
en francés. Un día me preguntó por el parentesco con el venido a Colombia
antepasado sueco. “Minfar far far”
le dije. Far es padre. Far far abuelo. Far far far, bisabuelo. El rey
gozó con que le hubiera contestado en su lengua. Mientras dure Gustavo durará
la monarquía.
ARCO. ¿Y usted no habla sueco?
L.de G. Lo leo, pero no lo hablo. Desirée cuenta que
Bernadotte intentó hacerlo una vez y se le rieron de su pronunciación. Las
guturales y nasales no están hechas para nosotros.
_¿Recuerda a Bolombolo?
_Dos años y medio ganando $180 y 250 desde 1925 contra $110
que me pagaban antes en el Banco Central.
_Cuando usted
escribió sobre Bolombolo ¿estaba allá?
_Léame, le digo por
última vez, si quiere escribir sobre mi obra. Estaba allá y estaba lejos y
estaba en sueños.
_Sobre su vida.
_Está toda en mis versos.
Entrevista tomada de:
SANÍN ECHEVERRI, Jaime. Unas Vodkas con León de Greiff. En:
Revista Arco. No.152(septiembre 1973).Bogotá.
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