18 de diciembre de 2012

Charo Guerra



















Lección


Obsérvala, hija mía,

en la gente que huye

está esa opacidad.

Aunque insistamos en verlo todavía,

lo que llamamos cuerpo en ellos es la nada.

Es decir, un círculo sin luz,

una ausencia bordeada, difusa,

y ya después la mano que se mueve

como si aún queriendo, fuera imposible despedirse.


El timbre de una voz,

el efecto borroso de un sueño

en que la casa está vacía

y despierta angustiado quien la está soñando

frente a las ánimas que esperan.


Mira bien,

observa la carencia,

la incisión,

este vacío.





este vacío.





Limonar, Cuba, 1962

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