Enrique Lihn
La musiquilla de las pobres esferas
Puede
que sea cosa de ir tocando
la
musiquilla de las pobres esferas.
Me
cae mal esa Alquimia del Verbo,
poesía,
volvamos a la tierra.
Aquí
en París se vive de silencio
lo
que tú dices claro es cosa muerta.
Bien
si hablas por hablar, "a lo divino",
mal
si no pasas todas las fronteras.
¿Nunca
fue la palabra un instrumento?
Digan,
al fin y al cabo, lo que quieran:
en
la profundidad de la ignorancia
suena
una musiquilla verdadera;
sus
auditores fueron en Babel
los
que escaparon a la confusión de las lenguas,
gente
anodina de los pisos bajos
con
un poco de todo en la cabeza;
y
el poeta más loco que sagrado
pero
con una locura con su cuerda
capaz
de darle cuerda a la alegría,
capaz
de darle cuerda a la tristeza.
No
se dirige a nadie el corazón
pero
la que habla sola es la cabeza;
no
se habla de la vida desde un púlpito
ni
se hace poesía en bibliotecas.
Después
de todo, ¿para qué leernos?
La
musiquilla de las pobres esferas
suena
por donde sopla el viento amargo
que
nos devuelve, poco a poco, a la tierra,
el
mismo que nos puso un día en pie
pero
bien al alcance de la huesa.
Y
en ningún caso en lo alto del coro,
Bizancio
fue: no hay vuelta.
Puede
que sea cosa de ir pensando
en
escuchar la musiquilla eterna.
1 comentario:
El poema me resulta muy bien.
Gracias por compartírnoslo.
Abrazos
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