30 de marzo de 2014

Juan Sierra




















BOMBARDEO DE POBLACIONES ABIERTAS 


                                                             A José María Cossío

 

Se ahogó el silencio en una tumba sin poros 

Las calles se han regado con una claridad de inmediato suplicio 
El espacio de los ángulos refleja una agresividad contenida 
A los pájaros como siempre no les importa nada de lo que ocurre 
El campo siempre ha sido aquí blando y verde 
Siempre han brillado en el río los materiales de esta ciudad 
Un pequeño vendedor de periódicos escudriña el cielo 
Donde se rumorea una esbeltísima experiencia de motores 

De pronto una estrepitosa novedad que retiembla 
Y molesta mucho 
A las bestias enganchadas en los carritos comerciales de reparto 
Es la defensa antiaérea que ataca 
Grandes pisotones lentos y negros sobre la tierra le contestan 
Son los que realizan el servicio 
Todas las digestiones se cortan con una frialdad despreciativa 
Todas las azoteas alumbran resignadas el centro de su espoleta 
Los ojos de las jóvenes compadecen a un moribundo invisible 
Vemos que nuestra madre es también una criatura muy pequeña 

Siguen las salvas en honor del gran cadáver del silencio 
La luz se ha recogido en el aire con una serenidad de otro tiempo 
Yo pienso en las naranjas embaladas que están sobre los muelles obligadas a jugarse la vida 
Los enormes émbolos del odio vuelven a sacudir profundamente la tierra 
Ya los relojes marcan sangre arrabalera entre vigas y ladrillos
Todos los años que puedan quedarnos de vida son manteados con indiferencia por una gran burla 
La ley de la gravedad se desarrolla majestuosamente con una ira correctísima 
Algo se reza mientras los oídos vigilan escondidos a la muerte 

El silencio ha vuelto del cloroformo 
Una soledad de geranios fracasados ya tomó nota de la venganza 
La Cruz Roja vuela entre teléfonos y calles desiertas 
La sirena final anuncia que el día ya ha envejecido 
Y nosotros por esta vez hemos tenido suerte






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